martes, 31 de mayo de 2011

Placeres singulares de Harry Mathews

Estudio de M Zichy para la masturbación
Masturbarse, menearse el ganso, jalarse el pellejo, jugar el deporte blanco, acariciar el muñeco, acariciar al gato/nutria/conejo, jalarse la tripa, hacer una manuela, sacar la leche al coco alargado, arrancar el hongo, puñetearse, hacerse una chaqueta, jugar a las canicas, hacerse justicia por su propia mano, lavar a mano, matar el guajolote, rallar el queso, dar la mano al desempleado, golpear el filete, darle brillo a la banana, poner mantequilla al maíz, limpiar el rifle, drenar al monstruo, jugar al solitario, joder con el puño, cinco contra uno, acariciar el melocotón, darle a la manivela, abrillantar la tubería, hacer “autostop” contigo mismo, hacer que el calvo vomite, pasar a modo manual, el show unipersonal, el billar de bolsillo, tirar de la cuerda, sobar la perilla, sacudirle las ideas al pequeño, limpiar la florecilla, dar brillo a los filetes, etc, etc.

Que si la masturbación provoca esterilidad, ceguera, tisis, te salen pelos en la mano, te dejan menso, etc etc.........Puras jaladas.

Aquí tenemos un curioso libro. Consta solamente de 63 escritos cortos, todos acerca de personas masturbándose en los lugares más insólitos y de las formas más extrañas.

El libro no es propiamente erótico, no es propiamente una novela y no llega a ser un escrito surrealista. Los textos no son narrativos, pero tampoco son exclusivamente descriptivos. Laverdalaverdalaverda.....quién sabe que sea.


El más grande masturbador del mundo vive en Budapest y se masturba todas las noches apenas vuelve a su casa, excepto los domingos y los feriados. Miembro del Buró del Partido comunista de Hungría, habita un gran departamento. Tiene sesenta y cinco años, una robusta salud y un temperamento optimista. Al término de cada dura jornada laboral se dirige a su oficina donde ha colocado una inmensa alfombra, de seis metros por seis , cuyo dibujo es un mapa del mundo. En el centro de ese mapa está Hungría, más exactamente Budapest. Y más exactamente él mismo. Allí es donde él se coloca para observar como su esperma cae sobre el planisferio. Al hacerlo ríe abiertamente, pensando en todos los húngaros que están allí donde su esperma ha caído: húngaros que en ese mismo instante recorren universidades, empresas, bancos… Hoy Budapest, mañana el mundo. Y será un mundo mejor.


Una mujer nativa ha desaparecido aguas arriba en la jungla de Manaus. Está sola. Ella quiere hacer lo que ha hecho tan seguido hasta haber cumplido los quince años, hace diez años, cuando se convirtió en mujer: sentarse una vez más contra el resilente tronco de un joven árbol del hule.


Un hombre de 35 está a punto de experimentar un orgasmo en uno de los mejores condominios en Gaza. El está masturbándose, pero ni manos ni objetos tocan su pene: Acomodadas en círculo, cinco secadoras de cabello arrojan aire caliente hacia un punto focal. El se ha taponado los oídos con cera.

Hasta donde he podido ver, el libro no está aún en castellano, pero he encontrado algunos textos por aquí  que si leen el gabacho, les pueden ser ilustrativos.











Perversógrafo: Masturbación, voyeurismo, exhibicionismo.




Singular Pleasures
Harry Mathews
Dalkey Archive Press
marzo, 2000
English
ISBN-10: 1564782336
ISBN-13: 978-1564782335
100 págs.

sábado, 28 de mayo de 2011

Dos libros de Hans-Jurgen Dopp

Estas son las reseñas que me gusta hacer; no te desgastas explicando y no los desgasto leyendo. Últimamente he hecho varias entradas muy extensas porque me pagan por palabra, pero voy a tratar de hacer esto más ligero cuando se pueda.

En mi última visita a una librería me tropiezo con dos libros muy bellos que no compré (para que no me los pidan prestados) pero que les quiero compartir:

Ambos están en inglés, pero al ser libros de arte, el peso de las descripciones no es tan importante como las imágenes, así que en realidad no importa tanto.

El primero de ellos se llama "1000 Erotic Works of Genius", es un libro en pasta dura de Hans-Jurgen Dopp con mil imágenes eróticas de todos los tiempos. Lo que distingue éste libro de otros de su estilo es que la calidad de las imágenes es muy superior a otros que yo he visto. Centrado grandemente en la pintura, rescata de los museos bellas fotografías, las ordena, clasifica y nos da una breve explicación en inglés con textos simples.

En un rango desde el despertar del hombre en la antigüedad  hasta el siglo 20, nos presenta piezas eróticas de todas las graduaciones del calentómetro. En el libro podemos ver cómo las nociones de lo que se considera erótico ha cambiado con los siglos. Como una de las preocupaciones primarias del hombre, el erotismo nos ha acompañado desde siempre, el arte ha reflejado el pensamiento o la realidad, dependiendo de la época. Me atrevo a decir que en algunos casos el arte ha modificado la realidad o la percepción que tenemos de ella.

El autor es un conocido coleccionista del arte erótico, y ha hecho múltiples publicaciones y exhibiciones; el libro presenta fotografías, regularmente en pequeño formato con texto integrado en las orillas. Las imágenes que nos presenta van desde los ritos de fertilidad hasta el arte abstracto.

Mil imágenes eróticas a través de varios milenios nos muestran la evolución del género. Imágenes intrigantes, bellas y motivadoras.


1000 Erotic Works of Genius
Hans-Jurgen Dopp
Parkstone Press
Junio, 2008
ISBN-10: 1844844625
ISBN-13: 978-1844844623
544 pags.



El segundo libro es mucho mejor que éste. Es más costoso porque tiene un formato más grande, tiene menos imágenes y el tema es más específico: El erotismo y la música.

Del mismo autor y editorial, tenemos un paseo por el arte erótico que trata el tema de la música y el baile. Desde la cerámica griega con imágenes de orgías hasta los grabados del Siglo XVIII de bailes orgiásticos, malabarismos y otros.

La música es un catalizador del erotismo y el deseo. Lo sabían los antiguos y lo sabemos ahora. Dopp nos lleva de la mano a través del arte para descubrir que desde hace milenios el hombre se motiva sexualmente mediante la música. Y ¿qué es la música sin el baile? Baile, amor y deseo son los hijos de la música. Odaliscas, arte pop e instrumentos fálicos. Un libro muy interesante con imágenes en gran formato.

El capítulo de instrumentos musicales eróticos es absolutamente asombroso, y trae grabados increíbles. Si los encuentro en línea hago un literotismo especial de ellos.


Music & Eros
Hans-Jurgen Dopp
Parkstone Press
2008
ISBN: 9781859956793
256 pags.

martes, 24 de mayo de 2011

Memorias de un librero pornógrafo de Armand Coppens

¿Será esto un librero pornógrafo?
Lo más llamativo de éste libro es el anonimato del autor: Un tal Armand Coppens, un librero belga (flamenco) supuestamente residente en Amsterdam en alguna época de su vida. Y es que no se trata de un libro de la antigüedad, es un libro impreso apenas a finales de los años 60, así que no debería ser tan complicado encontrar un personaje tan particular y averiguar si las memorias son verídicas o son un ejercicio de ficción.

Me entero (alguien entere a Tusquets por favor) que "Armand Coppens" es el pseudónimo de W. N. Schors, un librero anticuario de Amsterdam que se especializa en libros esotéricos (antiguos y muy antiguos) demonología, masonería, rosacruces, Qabala, astrología, etc. Poco conocido es que en 1969 Schors publicó en neerlandés su único libro:"De memoires van een erotische boekverkoper / Armand Coppens, bijgestaan door zijn vermoeide vrouw Clementine en haar verre minaar. Amsterdam : De Bezige Bij, 1969." En ese mismo año fue traducido al inglés como: "The memoirs of an erotic bookseller / by Armand Coppens, assisted by his tired wife Clementine and her distant lover . London : Luxor, 1969", además del italiano; al año siguiente fue traducido al alemán y al francés Parece que la traducción al francés viene de la edición en inglés.

La traducción de Tusquets (1991) es a su vez una traducción del francés, así que la traducción está bastante dada al traste: del neerlandés al inglés, del inglés al francés y del francés al español; aquí puede haber el juego del "teléfono descompuesto". La importancia de conocer al autor es porque se supone que el libro aporta datos curiosos de extraños personajes que ha conocido en su carrera.

Yo como bibliófilo no entiendo la profesión de "Librero", encuentras una obra de arte maravillosa y la vendes por dinero, y todavía te jactas de la ganancia que obtuviste y te burlas del vicio de tu cliente. La profesión de librero tiende a desaparecer, un vendedor de libros nunca será un librero, ese ser que conoce tus gustos y te asesora (y te chinga una lana, pero bueno, es como las prostitutas)

El libro es un compendio de vivencias e historias que van de lo curioso a lo enfermo; todo a través de los ojos de una persona que suponemos liberal en su modo de pensar, pero pasado por el tamiz de sus prejuicios personales. La personalidad de Coppens se trasluce por sus narraciones; su interés primario es hacer dinero con los libros que compra y vende. Como anticuario está especializado en los libros de ocultismo y de erotismo, mismos que en un momento de su vida colecciona y más adelante negocía con ellos para complacer a sus clientes.

Tenemos la historia del simpático flamenco que vende un Forberg, pero antes de deshacerse de él, se hace una sesión de fotografía basado en las imágenes del libro; en una mesa de su estudio y frente a Coppens y al ayudante de librero, hace audaces tomas con una vietnamita aburrida. Es la única manera en que el simpático caballero se excita.

-Súbete a la mesa y ponte a cuatro patas. Eso es. Ahora levanta un poco el culo. Ahí, muy bien, abre un poco los muslos ¡Así! Estás echando tripa, cariño...Tienes que reducir tu consumo de Pernod.
La niña protestó indignada:
-Cualquier persona sacaría tripa en esta postura. De pie, la tengo completamente plana. En cualquier caso, no me gusta nada estar así. Me entra complejo de vaca.
-No sabes lo que dices - replicó Leclerc - ¿No es en tu pais la vaca un animal sagrado?
Esa fue la única ocasión en que el atareado Henri se permitió interrumpir la sesión:
-¿Estos paquetes para Alemania tienen que ir certificados, Monsieur?
-¿Cómo diablos quieres que lo sepa?- gritó Leclerc- ¿Quieres dejar de interrumpir? Este caballero - dijo señalándome con el dedo - parece ser el único en comprender que necesito tranquilidad y concentración.
Se desnudó en silencio y se subió a la mesa.
- Bien, en cuanto la penetre y nos pongamos en movimiento, haz las fotos - le ordenó a Henri.
- No es necesario que nos movamos - apunto secamente la chica - Eso no se apreciará en las fotos, con simular basta.
Esta comentario hirió en lo más hondo el sentido artístico de Leclerc, que no tardó en preguntar:
- ¿Y qué va a pasar entonces con las expresiones de nuestros rostros? ¿Cómo quieres que parezcamos unos amantes lascivamente acoplados si no lo hacemos de verdad? ¿Tu crees que somos actores de la Comedie Française? Ni hablar, o lo hacemos de verdad o nada.
Antes de acabar su discurso había ya penetrado a la chica y empezó a excitarla apasionadamente. Me pareció tan fascinante el espectáculo que me olvidé de las carmelitas y de la maleta de libros. En cuanto a Henri, seguía con sus paquetes.
-Date prisa Henri - gritó bruscamente Leclerc - Tenemos que hacer más fotos.


Al inicio del libro, conocemos a varios personajes escandalosos: se dedican a quemar, destruir o mutilar libros. Me parece muy curiosa la insistencia en el tema de la destrucción de obras invaluables; como si el escritor disfrutara haciéndonos sufrir a los bibliómanos. Uno de ellos es un fanático religioso que lo instruye en la maldad que comete al comerciar con cosas del demonio y de la carne, de cómo destruía libros en sus juntas religiosas; otro lo convence de tirar sus libros de magia al canal y renunciar al mal; otro está bastante enfermo, es un muchacho que sólo compra primeras ediciones de libros eróticos y les recorta las orillas a todas las hojas (los desvirga)

Coppens relata muy extensamente sus tratos con un sacerdote fraudulento que fundó su "Iglesia Gnóstica Ruso Bizantina" durante la segunda guerra, en parte para disfrazarse, en parte para obtener inmunidad, en parte porque era un desvergonzado, pero principalmente porque de ese modo podía llevar una vida cómoda y disipada (es alcohólico y homosexual).

En una parte del libro, Coppens nos permite entrar a algunas orgías a las que asistió, aunque pulcramente nunca revela sus propias aventuras sexuales, sí nos muestra a detalle las rarezas que observa: Orgías, ninfómanas, complejas pirámides humanas orgiásticas, fotógrafos locos, ancianos cornudos por gusto, millonarios, muy millonarios y millonarios aburridos con sus millones. Aunque el personaje tiene vida sexual, es de agradecer que no la muestre, ya que parece ser bastante presumido al respecto....pero por buen narrador todo se le disculpa.

Los editores y los escritores no parecen ser excepciones, llega un momento en que un editor es presentado como un capitalista que quiere editar 20 novelas eróticas con una especialidad cada una, y las manda escribir. Esto mina la vida sexual de los escritores que contrata, que exhaustos renuncian frecuentemente. Esta persona está obsesionada por encontrar un par de hermanas que practiquen el lesbianismo.

Coleccionistas de literatura homosexual, de flagelación, sobre todo gente que mutila los libros para vender los grabados eróticos. Nos pinta a los coleccionistas de erótica como onanistas compulsivos a quienes nos falta una mujer o no somos capaces de mantener una erección. Entre viejos papeles encuentra joyas; inéditos de Ashbee, manuscritos de Pierre Louys.

El escritor tiene y trasmite una pasión por lo raro y lo exótico: la pornografía, el ocultismo, el coleccionismo, el surrealismo; lo extravagante y lo repulsivo. Coppens lo ha visto todo y nos lo cuenta con una sonrisa y un guiño.

Todo el relato de buen gusto, mucha filosofía y mucha erudición, mucho pensamiento y algo de sexo para darle sazón. ¿Recuerdan del personaje Corso del "Club Dumas"?



Perversógrafo: Sexo vaginal, orel, anal, masturbación, voyeurismo, exhibicionismo, orgías, flagelación, sadomasoquismo y toda clase de filias y algunas fobias.

Memorias de un librero pornógrafo
Armand Coppens
La Sonrisa Vertical 70
Enero 1991
ISBN: 978-84-7223-181-8
288 pág.

Un añito

El pastel lo puedes comprar aquí
Con gran asombro de mi parte me doy cuenta que éste sitio cumple un año.

Originalmente la idea era organizar un poco mi biblioteca erótica, si ya lo iba a hacer, ¿porqué no hacerlo público? calculé que en un par de meses habría acabado. Voy a la mitad y ya me comienzo a cansar....creo que aún da para unos meses más, pero obviamente una tarea a detalle es tan imposible como inútil, así que tendrá que parar algún día.

Lo más desgastante para mí han sido las constantes visitas de pedófilos buscando material de inspiración. En un par de ocasiones he estado a punto de cerrar el sitio y tengo algunas entradas de Louys que escribí hace meses, pero que no quiero liberar por no atraer visitantes que me desgastan y disgustan.

Decía Legman que los ricos coleccionaban libros, y los pobres coleccionaban sus catálogos. Los ricos contrataban bibliotecarios que les hicieran bibliografías y catálogos bibliográficos. Los pobres compraban esos catálogos como una forma modesta de coleccionismo.

Bendito infernet que democratizó la (in)cultura.

Bueno, a ver qué sale.........seguimos.

sábado, 21 de mayo de 2011

El placer de los sentidos y Fantasías Eróticas, selección de Vicente Muñoz Puelles


Hurgando en una librería del Aeropuerto de la Ciudad de México, me tropiezo con estos curiosos libritos de la editorial "La Máscara".

Según me informan estos libritos en su versión original estaban formados por 16 tomos de sesenta y pelos de páginas cada uno, cada tomo con tantas ilustraciones eróticas como breves textos cumbre del erotismo.

La colección como yo la compré está formada sólo por dos tomos de casi 500 páginas cada uno, pero igualmente divididos en secciones que corresponden a los tomos anteriores:

El placer de los sentidos:
Banquetes de Eros.- Sobre la comida antes del sexo, con el sexo,  después del sexo o antes de nuevo sexo.
A tientas.- Las manos y el tocar como estimulante para el erotismo.
El placer de mirar.- Vouyerismo o simples mirones, escondidos o públicos.
Geografía de los cuerpos.- Todo el cuerpo como instrumento de placer
Seducción.- Cada movimiento, cada parte del cuerpo y cada guiño puede usarse para seducir a la pareja.
Manual para ambos sexos.-iniciación o perversión de la pareja y enseñanza de técnicas. Cómo se enseña el sexo en la literatura clásica
A placer.- Un curioso tratado con textos breves de Muñoz Puelles y alguno que otro clásico o anónimo
Alalfabeto de los amantes.- Curioso diccionario de términos sexuales o cuasi-eróticos.

Fantasías eróticas:
Malicia.- El sexo fuera de la ruta trillada.
El placer del dolor.- Sadismo leve, medio y hardcore. Masoquismo en todos sus tonos.
Excesos.- Mucho sexo, muchas parejas, muchas jaladas, nada es excesivamente excesivo en este capítulo.
Fetichismo.- ¿Cuántos sabores de fetichismo conoces? Varias decenas de citas de libros clásicos te abren la mente.
Amantes artificiales.- ¿Cogerse la almohada? es aburrido, actualízate.
Fantasías.- La fantasía puede ser un medio o un fin; puede ser "antes de" o "durante", pero suele ser mucho más divertida que la realidad.
Extasis.- Decenas de orgasmos, cada página, un orgasmo narrado por un escritor distinto.
Kamasutra.- Mini-mini-mini extracto del Kamasutra y del Ananga Ranga, sólo las partes picantes.

Cada sección trae cochinada visual: pinturas, ilustraciones, dibujos, grabados, cerámica, textiles, fotografías vintage, que acompañan los breves extractos de los textos, así como algunos cuentos originales de Vicente Muñoz Puelles. La idea es mostrar alguna faceta del entrepiernamiento con imágenes y textos, excelentemente acomodados para llevar nuestra imaginación por una idea que comienza con Nerciat, seguir con Casanova y terminar con Cleland, en un tema que se va formando a través de las páginas y los autores.

La trasmisión del deseo

Dentro de la casa hacía mucho calor, y el escritor de novelas eróticas se asomó a la ventana que daba al patio interior, y que a aquella hora del día quedaba en sombra, para refrescarse. Había una amplia vista de los tejados. No muy lejos, un hombre sentado en una mecedora leía un periódico. De pronto la vio a ella, a unos setenta u ochenta metros, tendida boca abajo sobre una toalla blanca. Llevaba un pañuelo negro alrededor del cuello y una braga de bikini también negra.
Mientras el escritor la miraba, la lectora se entó con la espalda contra la pared de la azotea. El libro, de tapas de color de rosa, parecía de la misma colección erótica en la que él publicaba. Buscó unos prismáticos, pero la mujer tenía el libro apoyado sobre las piernas cruzadas y no podía identificarlo. Al final volvió a cambiar de postura y lo reconoció por la portada. Era "La curvatura del empeine" , uno de los suyos. Se preguntó si sería lo suficientemente excitante para ella, si estaría disfrutando de la lectura. Se acordó de otra mujer, que le había dicho, quizás para ponerle a prueba, que había tenido un orgasmo leyendo una novela suya.
Sin dejar de leer, la mujer volvió a acostarse sobre la toalla. De vez en cuando cambiaba de postura. Se estiró con languidez, tomó un frasco de aceite bronceador y lo extendió desde los dedos de sus pies a las rodillas y a los muslos, y luego, lenta y elegantemente, en torno a la braga del bikini. Miró en torno, pero debía parecerle que nadie podía verla, y acabó quitándose el pañuelo que hacía las veces de sostén, y ungiendo también sus senos.
Leyó un poco más y empezó a acariciarse. Con una mano sostenía el libro y con la otra se masturbaba. El escritor se preguntaba qué pasaje habría provocado la crisis, y si estaría lo suficientemente agradecido para pensar en él, en el autor. Imaginó la proximidad de su cuerpo cálido, lustroso y resbaladizo, y sin dejar de mirarla por los prismáticos, se masturbó a su vez.
Advirtió después, que el hombre de la mecedora, que estaba en la otra azotea, había dejado el periódico a un lado y miraba a la mujer mientras perseguía su propio disfrute, e imaginó que el placer proporcionado por el libro que él había escrito irradiaba por toda la ciudad, a través de ventanas y azoteas.

Para quien no esté interesado propiamente en la literatura y la historia, sino más en los estilos y las calenturas de los autores, éste es tu libro. Ligero, cachondo y simple. El primer libro trae el caminito normal desde la seducción hasta la posición, el segundo trae sabores de especialidad.

Este es un buen ejemplo de libro erótico, su función es calentar las cabezas y los motores y nada más. Según dice el compilador (Muñoz Puelles) están pensados para leerlos en pareja.

Como desventaja está su tamaño, el diminuto formato hace que se batalle un poco para ver las ilustraciones con comodidad, amén de que el tamaño de letra y la fuente son incómodos.....yo opté por unos lentes para lectura.







El placer de los sentidos

Selección de Vicente Muñoz Puelles
La máscara Editorial
1999, Valencia
ISBN: 978-84-7974-385-7
EAN: 9788479743857
512 págs.

Fantasías eróticas
Selección de Vicente Muñoz Puelles
La máscara Editorial
1999, Valencia
ISBN: 978-84-7974-386-4
EAN: 9788479743864
512 págs.


martes, 17 de mayo de 2011

Saikaku Ihara, erotismo clásico japonés.

Monumento a Saikaku Ihara
Ubícate; Japón, siglo XVII, shogunato Tokugawa, Japón pasa por un período de prosperidad gracias a la expansión del comercio y a la pacificación forzosa mantenida por el arreglo del poder central en Edo (Tokio). Con la prosperidad económica se crean clases medias (chonin) formadas por artesanos y comerciantes que atienden las necesidades de la aristocracia.

El papel del ejército es contenido gracias al lavado de cerebro: los samurais dejan de ser esos guerreros al servicio de sus señores feudales e inventan el bushido, el código de honor (camino) de los samurais. El samurai deja de pelear para seguir sus principios básicos (rectitud, valor, benevolencia, respeto, sinceridad, honor y lealtad) y en vez de usar la espada para dar golpes de estado, la usa para abrirse las tripas, eso sí, de una manera recta, valerosa, benévola, respetuosa, sincera, honorable y leal.

Los chonin ven con admiración al bushido y tratan de imitarlo en su vida diaria: respeto, honor, sencillez y todo ese rollo. En pocas palabras, ya no estamos en el Japón feudal; las clases medias están más allá de la pobreza alimentaria y comienzan a aburrirse. Para matar el tiempo, la aspiración máxima era "el mundo flotante" (ukiyo) una aspiración clasemediera de diversiones, placeres y elegancia.

Vamos entendiendo que en el Japón la sexualidad no es vista con ojos occidentales; a pesar de mantener cierta discresión, el sexo no escandaliza tanto; el sexo y la moda van de la mano, por lo que son vistos cuando mucho como cosas banales, pero aspiraciones legítimas. Ver una prostituta en la calle no escandalizaba, sino que movía a la risa o a la picardía; su forma de caminar era imitada por las damas elegantes para mover la imaginación de los hombres, simplemente eran cosas de las que no se hablaba porque no era serio.

Es en este mundo donde en 1648 nace Saikaku Ihara (Saikaku es un estilo de escritura, pero el autor lo adopta como apellido en 1673) en Osaka, un pueblo comercial en expansión gracias a los cambios mencionados, el comercio era la actividad a la que su familia de clase media  debía su relativa prosperidad. Ihara tuvo varios Alias (bueno, obviamente también un nombre) en el transcurso de su vida artística, pero el más reconocido hoy en día es éste.

En su juventud se dedicó a la escritura de Haikus, donde fué reconocido más por la cantidad de poemas que escribió que por la calidad o profundidad de éstos. En 1675 muere su esposa y queda viudo a cargo de tres hijos, uno de ellos ciego, hijos de los que no sabemos mucho, salvo que fueron dejados en manos de sus asistentes. Ihara toma la tonsura budista y se convierte en monje secular. Hasta éste momento se dedicaba a la escritura de haikus y tenía su propia escuela, que ya había escandalizado por extravagante. Parece que para su escuela, era más importante la cantidad de haikus improvisados que la calidad de éstos.

Como monje mendicante viaja a través del Japón, donde conoce historias y obtiene material para su siguiente etapa como escritor; por todos lados se observa el hedonismo y el relajamiento de las convenciones morales. En las grandes ciudades se establecen "distritos del placer" con casas de té, actores y prostitutas de todos los rangos. Ihara comienza una serie de novelas y cuentos, llamados  "del mundo flotante", llenas de descripciones de las casas de prostitución y los barrios licenciosos de su ciudad.

En el arte Shunga, los vestidos son parte importante
de la imagen, ya que representan la clase
social de los amantes
Estas novelas escandalizaron en su época porque se consideraba que no era un tema digno para una novela, se consideraba que trataba de explotar el morbo de sus lectores para aumentar el prestigio del escritor. El autor toma un discreto tono moralizante, advirtiendo de los peligros de la incontinencia sexual, de la maldad de ir en contra de las convenciones sociales (consejo nada hipócrita, porque en realidad  estaba gravemente penado) y de cómo una vida de derroche te lleva a la pobreza en la vejez.

El autor también toma un discreto tono misógino, con la idea de que el amor homosexual es más franco y más puro que el amor con las mujeres, que te puede llevar a la ruina. Es curioso el observar que en esa epoca, no hay personas homosexuales, sino actos homosexuales, un acto homosexual no te etiqueta como miembro de una comunidad homosexual, más bien es tu profesión y tu clase social la que te da el estatus.

¿Qué tiene de especial Ihara que merezca su propio literotismo? simplemente que es un escritor magnífico, que en una obra entretenida y de un erotismo refinado, nos regala la mejor crónica de éste particular período del Japón. Pudieran pasar por novelas costumbristas en nuestra latitud y época.

Los trabajos que se consideran "novelas del mundo flotante" son:

Kōshoku Ichidai Otoko, 1682: Hombre lascivo y sin linaje o Amores de un vividor
Kōshoku Nidai Otoko Shoen Okagami, 1684: El gran espejo de la belleza femenina o Hijo de un vividor, continuación de la anterior.
Kōshoku Gonin Onna, 1685: Cinco mujeres que amaron el amor o Cinco amantes apasionadas.
Kōshoku Ichidai Onna, 1686: Vida de una cortesana o Vida de una mujer galante.
Nanshoku Okagami, 1687: El gran espejo del amor entre hombres o Historias de amor entre samurais.

Además de haikus e historias eróticas, Saikaku dejó historias de samurais, historias chonin y otros trabajos de ficción. Saikaku fue en vida un escritor poco reconocido, aunque no ignorado. A finales del siglo XIX es rescatado por la nueva corriente del realismo en la literatura japonesa; hoy a través de sus escritos podemos comprender cómo se iniciaron algunas actitudes sociales del japonés moderno, su amor por la moda, la alegría de la experiencia erótica, etc.

De lectura amena, siempre es bueno buscar una edición bien anotada por un especialista, estos libros son  una experiencia muy refrescante en la biblioteca.

sábado, 14 de mayo de 2011

Cuentos eroticos italianos, antologia

Todo mundo en ésta afición de la literatura de entrepierna conoce a Boccacio y su magnífica obra "El decamerón". Tenemos una colección de chascarrillos picantes en Poggio y sus facecias, pero hay una serie de desconocidos autores del alto medioevo y temprano renacimiento italiano que tienen obras de una picardía comparable.

Al no ser éstos autores de especialidad, sus obras procaces estarían condenadas al olvido de las bibliotecas. Como tabla de salvación, tenemos un valioso recurso moderno: la antología.

Fontamara nos presenta un librito para coleccionar; una serie de obras desconocidas de la picaresca italiana, desde el siglo XII hasta el siglo XVI. Los temas son los mismos recurrentes de la época: mujeres infieles, maridos cornudos y monjas lujuriosas.

Francesco de Barberino
Las doce monjas y los tres jovencitos.- Como temprana picaresca, tenemos el típico cuento del convento de monjas que alberga a unos jovencitos que embarazan a toda la orden. Como cuento moral medieval, el final es muy distinto a lo que la picaresca requeriría.

Franco Sacchetti
El parto.- un curioso cuento anticlerical, donde un joven toma venganza contra la iglesia cogiéndose a hija de un clérigo. Un hombre trasvestido duerme en la abadía y aprovecha una oportunidad de desvirgar a la hija del fraile.

Giovanni Fiorentino
El comerciante de Venecia.- Una curiosa historia del tipo las mil y una noches. Un joven se enamora de la astuta reina de una ciudad-puerto, reina que se ofrece a los extranjeros como un placer inalcanzable (los drogaba y emborrachaba para robarles sus mercancías). Una divertida historia feminista y antisemita.

Masuccio
Los tres rivales.- Una mujer tiene una oportunidad de engañar a su marido, pero comete la imprudencia de citar a tres amantes la misma noche, el cuento es sobre las peripecias de la mujer por conservar su honor y la lucha de los amantes entre ellos. Tiene un episodio que se repite en el cuento de "El estudiante, la patrona y el sacristán" de los Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer (que es posterior al menos 10 años).

Antonio Cornazzano
No me importa nada la pompa con tal de ir bien vestida.- Con un cuento corto, explica el proverbio italiano. Una niña de 12 años es casada con un rico comerciante de 30, la noche de bodas le teme tanto al tamaño del pene que huye a la casa parterna. Cuando es convencida de dejarse desvirgar, reconoce que el mal no es tan mayor, que por el contrario es beneficioso y desea más longitud. Es la base para un cuento de Samaniego en el jardín de Venus (Los nudos).
Quien hace por si mismo las cosas no se ensucia las manos.- Otro cuento corto de otro proverbio italiano. Una mujer que le tenía asco al pene de su marido es burlada por éste. Ambos cuentos son machistas y con el argumento que "el tamaño sí importa"

Giovanni Brevio
La cena del comerciante.-Un divertido cuento de cuernos y enredos. Una mujer decide hacer fiesta en honor a su amante el día que su marido se ausenta; pero al volver inesperadamente encuentra su casa llena de barbajanes.

Matteo Bandello
El fraile y la cortesana.- Un monje de rijosos ánimos contrata una chica y la hace esperar en su celda, ella toma un frasco de tinta por agua de rosas, con lo que, a  media luz, adoptó apariencia demoniaca. Exorcismo, huida de los frailes del convento y final feliz cuando descubren el engaño y todos "la pasan por las armas".
El amo confiado y el criado inocente.- Un criado quiere suavizar su erección con la misma grasa que suaviza la piel de las botas de su amo. La esposa del amo le descubre una mejor manera de ablandarla con gran provecho de ambos. Son descubiertos porque el criado deveras que era "tonto de la cabeza".
El estudiante valiente .-Un libertino estudiante tiene una aventura que termina con tres en la misma cama.

Francesco Maria Molza
El mantuano.- Un hombre que entró en trato carnal con su nuera es decubierto por su hijo adoptivo. La mujer huye por una ventana sólo para entregarse a un vecino.......no si les digo que son.....
Ridolfo de Florencia.- Un hombre aficionado a los muchachos, se casa más por vergüenza que por convencimiento. Pronto se aburre del combate heterosexual y contrata un criado para seguir con sus sodomíticas aficiones. Ella se siente despreciada y comienza a usar al criado también. Al ser descubierta y a punto de morir, le muestra a su marido que a ella no le falta lo que él gusta de los muchachos. Bueno, y los tres viven felices por siempre jamás.

Agnolo Firenzuola
Metamorfosis.- Un joven se viste de mujer y entra al servicio de la casa de un anciano casado con una bella jovencita. Un día que el patrón trata de manosearlo, encuentra un bulto donde no debería haber un bulto. El le cuenta la triste historia de que le creció "eso" cuando entró a trabajar a la casa. No, si hay gente que se cree todo.

Aunque no lo parezca, éste libro es una joyita.




Perversógrafo: sexo vaginal, anal, anticlericalismo, homosexualidad, trasvestismo, infidelidad.





Cuentos eróticos italianos
Editorial Fontamara
2007, México
ISBN: 9789684766327
109 pags.

martes, 10 de mayo de 2011

Carta a la presidenta de Teóphile Gautier

Aglaé Sabatier
Antes de que el internet existiera, el erotismo no era una actividad solitaria como ahora (sólo tú y la compu), he llegado a leer que había personas que se tocaban entre ellos, que se quitaban la ropa e incluso que introducían o frotaban sus apéndices corporales en las hendiduras fisiológicas de otras personas e intercambiaban fluidos ....guácala, como los videos de Youporn..... al grano.

Allá en el lejano 1850 (Año del señor de -119 AI, Antes de Internet), sin televisor, radio ni otros entretenimientos, las tertulias eran el lugar de reunión de las élites. En estas tertulias se cantaba, se tocaban canciones, se recitaban poemas o se discutía de literatura (o se chismorreaba, pero eso suena my mundano). Es bien conocido que había tertulias más eróticas que otras; de este tipo de tertulias salieron obras de arte de la picaresca como El jardín de Venus o Las fábulas libertinas.

"Mujer mordida por una serpiente" de Auguste Clésinger
La modelo era Madame Sabatier
 Aglaé Sabatier, por aquel entonces una mujer de 28 años, de buen ver y mejor tocar, amante de un banquero, reunía en su casa los domingos a un grupo de intelectuales, poetas, literatos, pintores y escultores y otros weyes raros, todo en un ambiente cachondón. Madame Sabatier se hacía llamar "la presidenta", y velaba por que la tertulia se desarrollara paicote. Es a la presidenta, a quien Teóphile Gautier, inventor del Parnassianismo, escribe ésta carta, para disfrute de los turtelianos, tortulianos, tertuleros ....... para sus compañeros tertuliadores.

La señora Sabatier  recibía a artistas los domingos: Flaubert, Baudelaire, Rayer, Maxime Ducamp, Henri Monnier. Es a éstos personajes a quienes Gautier escribe esta cómica carta reseñando su viaje a Italia en compañía de Louis de Conemin y 14 condones.

La narración no tiene nada de verídico, es intencionalmente absurda, pero con un manejo del idioma que reemplaza la sustancia de la narración.

Así, se encuentra en una prostituta a su mayor ilusión: La puta de las tres tetas (pero la de Valais, no la de Erotikón Seis ¿Recuerdan la Guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams?) la tercera teta era un horrible bocio, y era la única dura.

Pompis
Cuidando los pocos preservativos que llevaban, a veces se divierten en ensoñaciones, masturbaciones o actos voyueristas:


¡Oh, que maravilloso hubiese sido que una mano se deslizase por el intersticio de mis pantalones rotos y agarrase ese baston de carne entre sus dedos! ¡que maravilloso! ¡cuan salvador en esa situacion tan tensa!
O bien que una lengua cadenciosa pasase su saliva lujuriosa, plateándome la punta de mi pene, que un agujerito lo corone con un pequeño clítoris; de haber ocurrido algo de esto hubiese descargado un chorro espermático como una nevada en el interior de la calesa. ¿Porqué un culo esferico y blanco, con sus nalgas entreabriendo sus redondos cachetes elásticos y frescos, no descapulló la vara salvaje, el paraiso rojo a ese Joan Chouart, a ese campeon de la bragueta,a ese martillo pilon de Cytere? hubiese sido el mas maravilloso campanilleo de cojones y el mas rudo bamboleo de todo el carruaje.


Gran parte del texto son burlas racistas sobre las costumbres higiénicas y sexuales de los italianos, donde ninguno sale bien parado (excepto él, que siempre lo estaba). Comentarios racistas, chanzas y rimas burlescas. No perdona a los homosexuales (que buscan la verga desde el vientre materno), ni los ingleses (que tienen vicios tan feos, que tienen que poner leyes contra el vicio para que puedan coger con sus mujeres) ni las gallinas (que se la pasan pisando cientos de veces al día y no tienen plumas en la espalda), ni a las protestantes (feas y frías) ni a los clérigos (ya saben)

Originalmente supe de éste libro a través del magnífico blog de Jorge Rueda. Mandé comprar el librito a la ciudad de México y quedé gratamente sorprendido, con sus escasas 30 páginas, vale la pena leerlo despacio y disfrutar la prosa y las magníficas ilustraciones de Von Bayros.



Perversógrafo: Sexo vaginal, anal, oral, zoofilia, escatología, racismo, sueños húmedos, masturbación, homosexualidad, prostitución, voyeurismo, exhibicionismo, enfermedades venéreas, embarazadas y todas las filias y fobias políticamente incorrectas.

Carta a la presidenta
Teóphile Gautier
Ediciones Coyoacán
ISBN: 9706330593
53 pags

sábado, 7 de mayo de 2011

Los cuentos droláticos de Honoré de Balzac

Hay dos razones que hacen que valga la pena conseguir éste libro: los 425 grabados que Doré hizo para la edición de 1855 y el hecho que el autor sea una de las pilingas más erectas de la literatura universal.

Hay dos razones para pensarlo antes de comprarlo: los 40 euros que cuesta en su versión íntegra y el hecho de que los cuentos sean bastante sosos y su lectura muy tortuosa:


Para muestra, cuenten las comas en el texto........
Para ir al Concilio de Constanza el arzobispo de Burdeos había incluido en su séquito a un curita turenés bien apersonado, cuyos modales y discurso eran, cosa rara, exquisitos, tanto más cuanto que pasaba por ser hijo de la Soldée y del gobernador. 
El arzobispo de Tours se lo había entregado gustosamente a su cofrade cuando aquél estuvo de paso en la ciudad, por aquello de que los arzobispos, sabiendo cuán agudos son los pruritos teológicos, se hacen regalos entre ellos.


 Desde hace tiempo estaba buscando éste libro, más por curiosidad que por verdadero interés. En alguna ocasión yo había leido "La bella Imperia" y me interesaba saber a qué colección del autor pertenecía.

¿Qué es este libro? Como muchos escritores antes que él, Balzac quedó encantado con las colecciones de cuentos del tipo "El decamerón". También como la mayoría de dichas colecciones, ésta quedó incompleta y sólo se editaron los primeros treinta cuentos en tres tomos entre el año 1832 y 1837, originalmente Balzac se había propuesto escribir cien cuentos en diez tomos.

Supuestamente inspirados en Gargantúa y Pantagruel, los cuentos droláticos tienen un aire arcaico y barroco, una lectura un tanto tortuosa, neologismos y extrañas acuñaciones de palabras. El tema es común a las colecciones del medioevo y la picaresca: prostitutas, cuernos, sacerdotes lascivos, etc. La picardía como un vehículo para la risa.

Incluso, la palabra "drolático" no existe en el español; su traducción nos recuerda aquello que causa risa y alegría, por lo que en el pasado se han editado en español como "Cuentos picarescos", "Cuentos donosos" o "Cuentos libertinos".

Algo que hizo de éstos cuentos de medio pelo una obra de arte, es que en 1855 hubo una edición en francés, en la cual se encomendó a Doré ilustrarlos. Por una razón que no entiendo, Doré da al impresor 425 bellas estampas barrocas para los tres tomos (como referencia, "Don Quijote" sólo cuenta con 370 estampas de Doré).

En los cuentos, es recurrente el tema: las mujeres como fuentes inagotables de deseo y como engañadoras del género masculino; los viejos que se casan con las jovencitas para hacerse cornudos y los sacerdotes siempre en busca de nuevos hoyos.

Hoy la editorial "Cabaret Voltaire" ha impreso de nuevo la edición de 1855, en una traducción directo del francés; de manera íntegra y con todos los grabados originales. Creo que desde el siglo antepasado no se editaban todos los cuentos en español. El problema es que 40 euros no es una ganga, por muy bellos que sean los gabados, creo que el texto que los acompaña no vale tanto.

Para bolsillos más eclécticos, esmirriados, escuchimizados, extriñidos o cualquier cosa con "e" que signifique  "Cabaret Voltaire mis huevos/ovarios", hay una edición de 2008 de la argentina "Terramar ediciones" llamada "Cuentos libertinos", considerablemente más económica, con algunos grabados integrados al texto en pequeño formato, en papel común y en su versión pinchurrienta. Esta edición trae al menos 15 de los cuentos originales y uno más que no estoy seguro si pertenece a ésta colección.

--¡Cabalga, cabalga mi cabalgador! Agárrate fuerte en la grupa de tu yegua, en sus crines, en su cuello y ¡cabalga, cabalga mi cabalgador!, ¡Cabálgalo todo!
Es así como vi a través de una especie de neblina las ciudades de la tierra, donde, por un don especial, divisé a cada uno apareado con un demonio hembra, retorciéndose, engendrando con gran conscupiscencia, gritando todos mil palabras de amor, exclamaciones de todo tipo, y agitándose, todos unidos y enclavijados. Entonces mi yegua, con cabeza de morisca, me mostró, volando siempre y galopando a través de las nubes, la tierra acoplada al sol, en una conjunción de donde salía un germen de estrellas; y allí cada mundo hembra hacía el amor con un mundo macho. Así, en lugar de decir palabras como las criaturas, los mundos sudaban de tanto jadear nuestras tormentas, lanzaban rayos y gritaban truenos. Después, todavía subiendo, vi por encima de los mundos a la naturaleza engendradora de todas las cosas, acoplada con el príncipe del movimiento. Entonces, para burlarse, el súcubo me introdujo en el corazón de aquel horrible y perpetuo montar, donde me perdí como un grano de arena en el mar. Y allí continuaba diciéndome mi blanca yegua "¡Cabalga, cabalga mi buen cabalgador, cabalga!, ¡Cabálgalo todo!

Como curiosidad, es un libro interesante, aunque con lo que lei me basta, los cuentos no son lo máximo.

Perversógrafo: Sexo vaginal, lesbianismo, anticlericalismo, infidelidad, prostitución, violación.
Cuentos libertinos

Honoré de Balzac
Terramar Ediciones
2008, Argentina
ISBN: 9789876170284
256 págs.

Cuentos droláticos
Honoré de Balzac
Cabaret Voltaire
2011
ISBN 9788493764371
672 págs.

Si quieren ver el libro en su versión en Francés, aquí les va....pueden navegar por las bellas imágenes.



martes, 3 de mayo de 2011

Madame Edwarda de Georges Bataille

Yo con Georges Bataille nomás no me llevo bien. Probablemente no tenga la culpa el escritor, sino el lector, pero simplemente no le acabo de entender. Bataille era converso al catolicismo, estudió teología y terminó siendo agnóstico, así que sus escritos tienen un trasfondo filosófico muy avanzado para un simple macehual como yo.

Bataille escribió éste ensayo lleno de erotismo en 1937, y nos lo presenta como una parábola de la muerte. El autor hace continuas referencias al miedo, al terror, a la angustia que le causa la vida, y a la excitación sexual insatisfecha que siente ante cualquier cosa. Por último nos enfrenta al  concepto de la desnudez.

Madame Edwarda nos presenta al autor ante la muerte y ante DIOS (así con mayúsculas).

En el pequeñísimo relato de apenas unas cuartillas, tenemos al personaje bebiendo a solas en un oscuro y maloliente bar para escapar de la vida y sus felicidades. Cuando sale, comienza a ver la miseria y sufre una erección tan fuerte que se quita los pantalones y se masturba en un callejón oscuro de París.

Pronto, se pone los pantalones y entra a un conocido burdel, donde los hombres beben con mujeres desnudas. Entre ellas destaca Madame Edwarda, quien desnuda, se pasea orgullosa entre los clientes.

Ella se le acerca y comienza a hacerle arrumacos; luego le pide que le bese entre las piernas, a lo que él accede a pesar de estar en público. La dueña del local les ordena subir a terminar la faena en privado, lo que ellos obedientemente hacen.


Una voz demasiado humana me sacó de mi perplejidad. La voz de Madame Edwarda, como su cuerpo grácil, era obscena: 
—¿Quieres ver mis entresijos? —me dijo. 
Con las manos agarradas a la mesa, me volví hacia ella. Sentada frente a mí, mantenía una pierna levantada y abierta; para mostrar mejor la ranura estiraba la piel con sus manos. Los “entresijos” de Edwarda me miraban, velludos y rosados, llenos de vida como un pulpo repugnante. Dije con voz entrecortada: 
—¿Por qué haces eso? 
—Ya ves —dijo-, soy DIOS ... 
—Estoy loco ... 
—No es verdad; debes mirar: ¡Mira! 
Su voz rasposa se suavizó y se hizo casi infantil para decirme lánguidamente, con la sonrisa infinita del abandono: “¡Cuánto he gozado!”. 
Había guardado su postura provocante. 
Ordenó: 
—¡Besa! 
—Pero ... —dije—, ¿delante de todos? ... 
—¡Claro! 
Temblaba; yo la miraba inmóvil; ella me sonreía tan dulcemente que me hacía estremecer. Al fin, me arrodillé; titubeando, puse mis labios sobre la llaga viva. Su muslo desnudo acariciaba mi oreja: me parecía escuchar un ruido de olas como el que se escucha en los caracoles marinos. En la insensatez del burdel y en medio de la confusión que reinaba a mi alrededor (me parecía que me asfixiaba, estaba congestionado y sudaba), yo permanecía extrañamente en suspenso, como si Edwarda y yo nos hubiéramos perdido en una noche de vendaval frente al mar. 


Deciden salir a pasear por la ciudad, por lo que ella le pide a él que se vista, mientras ella se pone las medias, un antifaz y una capa que más que tapar su desnudez, la enmarca. Así comienza un frenético juego de huida, arrumacos y escape, donde Edwarda parece inaccesible, siempre corriendo, siempre huyendo y mostrándole el trasero para atraerlo a ella. Entran en una iglesia y se tocan, pero ella huye.

Entonces es cuando él se da cuenta que ella es DIOS. Si aquí acabara el relato, puedo entender que todo ha sido una parábola de la búsqueda del autor por ese ente superior en el que no cree, pero de aquí todo se vuelve más absurdo.

Ella cae desfallecida de tanto correr. El se da cuenta que es ligera y puede cargarla, así que la lleva en brazos hasta el sitio de taxis, donde ella le pide que la suba al taxi, pero que aún no arranquen. Ambos suben e invitan al chofer a acompañarlos. El chofer toma a Madame Edwarda y se entregan ante los ojos de él.


Hizo parar el coche, golpeando la ventanilla, y bajó. Se acercó al chofer hasta tocarlo y le dijo: 
—Mira ... estoy en cueros ... ven. 
El chofer inmóvil miró a la bestia: ella, alejándose un poco, levantó la pierna mostrándole la vulva. Sin decir una sola palabra y sin prisa, el hombre bajó de su asiento. Era fuerte y tosco. Edwarda lo abrazó, lo besó en la boca al tiempo que le hurgaba en la bragueta. Le hizo caer el pantalón diciéndole: 
—Ven adentro del coche. 
El chofer se sentó junto a mí. Ella lo siguió, y, montándose sobre él, deslizó con su mano al chofer dentro de ella. Yo permanecía inerte, mirando; ella se movía con una lentitud solapada de la que, visiblemente, obtenía un placer agudísimo. El otro respondía y se entregaba brutalmente con todo su cuerpo. Nacido de la intimidad puesta al desnudo de estos dos seres, el abrazo llegaba poco a poco al punto de exceso en que el corazón desfallece. El chofer yacía jadeante. Encendí la lamparilla interior. Edwarda, erguida a horcadas sobre el obrero, con la cabeza echada hacia atrás, hacia ondear su cabellera. Sosteniéndola por la nuca, puede ver sus ojos en blanco. Se apoyaba sobre la mano que la retenía y la tensión aumentaba su jadeo. Sus ojos se compusieron, y durante un momento pareció apaciguarse. Me vio; en ese momento supe que su mirada volvía del imposible y vi en su fondo una fijeza vertiginosa. La crecida que la inundaba en sus raíces brotó en las lágrimas que manaban de sus ojos. El amor estaba muerto en esos ojos; emanaba de ellos un frío de aurora, una transparencia en la que yo leía la muerte. Y todo estaba contenido dentro de esta mirada de sueño: los cuerpos desnudos, los dedos de la baba en los labios, no había nada que no contribuyera a este deslizamiento ciego hacia la muerte. 


Se supone que es una progresión hacia la muerte o el desamor, pero la verdad es que me perdí. No le entiendo, no le entiendo y sepa madres.

Es un buen relato, corto y bien escrito, si alguien me lo explica quizás pueda abundar más en detalles.




Perversógrafo: Sexo vaginal y oral, masturbación, deseo, infidelidad, exhibicionismo.


Madame Edwarda
Bataille, Georges
2007
Distribuciones Fontamara
ISBN: 9684766300
96 pág.