El tío Oswald escribió un diario. El tío Oswald es el mayor fornicador de todos los tiempos, quien se jacta de no haber repetido jamás una experiencia sexual con la misma mujer (salvo un par de exepciones en el libro), ya que una vez probada, nunca tendrá el mismo "sabor". Un hombre excéntrico, millonario, amante de los placeres, gourmet, esteta, von vivant, sibarita y dandy.
A los 17 años, el joven Oswald es enviado a París a estudiar, puesto en una pensión con una familia tan desagradable como tacaña, y de unos habitos alimenticios bastante....franceses. Oswald se da cuenta que para escapar de ese infierno necesita dinero, así que comienza a trabajar para conseguirlo.
Hace un viaje al Sudán, en busca de un afrodisiaco mitológico que se supone que otorga una potencia sexual increíble. Es tan potente, que debe ser administrado por expertos en cantidades medidas con la cabeza de un alfiler. En su viaje, pronto descubre que se trata de un escarabajo, una especie de cantárida muy poderosa. Obtiene un par de latas llenas del producto a cambio de una buena suma de dinero y vuelve a París, donde comienza a hacer vida entre la aristocracia anciana e impotente. Diciéndoles que se trata de pastillas de un compuesto de la granada, hace una fortuna y se va a vivir por su cuenta para obtener experiencia en el área del sexo.
-He holgado con mujeres en ambas orillas del canal. Y también en el camino en barco.
-¿cómo?, ¡ah, pillín!, no me lo creo
Yo seguía en el sofá. Ella estaba en pie, justo encima de mí. Su enorme boca roja estaba abierta y comenzaba a jadear.
-Supongo que comprenderás que nunca en la vida se me habría ocurrido sugerirlo si no fuera porque Charles está ... digamos un poco pocho, ¿comprendes?
-Lo comprendo desde luego-dije culebreando un poco en el sofá - lo comprendo perfectamente. La comprendo muchísimo, no la culpo en absoluto.
-¿lo dices en serio, de verdad?
-Claro
-¡oh, qué muchacho tan maravilloso!- exclamó, y saltó sobre mí como una tigresa.
No hay nada especialmente ilustrativo en relatar el jolgorio que siguió, como no sea mencionar que su señoría me asombró con sus habilidades de sofá. Hasta ese momento yo siempre había creído que un sofá era un campo de juego deleznable, y el cielo sabe que había tenido que utilizarlo bastante con las debutantes londinenses mientras sus padres roncaban en el piso de arriba. Para mí el sofá era una cosa brutalmente incómoda, rodeada por tres lados por una paredes acolchadas, y con una zona horizontal tan estrecha que uno se caía continuamente al suelo. Pero Lady Makepiece era una experta del sofá. Para ella era un potro de gimnasia o algo así, sobre el que los cuerpos podían arquearse y rebotar y volar y rodar y realizar las más notables contorsiones.
-¿ha trabajado alguna vez como profesora de gimnasia?- le pregunté
-Cierra el pico y concéntrate- me dijo, haciéndome rodar como si estuviera amasando un pastel.
Tuve suerte de ser joven y flexible, pues de lo contrario estoy seguro de que hubiese sufrido alguna fractura. Y eso me hizo pensar en el pobre Sir Charles y en lo que debía haber sufrido en sus buenos tiempos...
Al regresar a Londres a retomar sus estudios, conoce a un profesor que ha descubierto la forma de congelar esperma, así que urde un nuevo plan para obtener esperma de celebridades y venderlo a aburridas millonarias que quieran hijos "con pedigree". Oswald siempre sabe que se trata de charlatanería, pero considera que es una buena manera de "dar al cliente lo que necesita".
En complicidad con Yasmin, una hermosa chica sin una pizca de escrúpulos, hace un plan para darles a las celebridades una ración de "escarabajo vesicante" (trufas de chocolate de regalo) y una carnada en dónde complacer sus urentes conscupiscencias forniciarias (Yasmin). El semen sería recolectado en una especie de condón, preparado en "dosis", congelado y almacenado, para posteriormente venderlo por catálogo:
Alfonso XIII, Renoir, Monet, Stravinsky, Pablo Picasso (con un resultado extraordinario), Matisse, Marcel Proust (un episodio casi-homosexual divertidísimo), Vaslav Nijinsky, James Joyce, Giacomo Puccini, Sergei Rachmaninoff, Sigmund Freud (qué risa), Albert Einstein, Thomas Mann, Joseph Conrad, H. G. Wells, Rudyard Kipling, Sir Arthur Conan Doyle, George Bernard Shaw... Todos son sus víctimas, victimas singulares y con sus excentricidades; víctimas felices.
Al final, tratan de usar los chocolates con el rey Haakon de Noruega, pero algo sale mal y Yasmin trata de violar al rey, cayendo por una ventana y siendo gravemente herida.
Un libro muy divertido y bastante excitante.
Perversógrafo: sólo sexo normalito
Aqui para el otro libro de adultos de Dahl
Mi tio Oswald
Dahl, Roald
2005, 6ª ed.
EDITORIAL ANAGRAMA
ISBN: 9788433920393
200 pág.
Dahl, Roald
2005, 6ª ed.
EDITORIAL ANAGRAMA
ISBN: 9788433920393
200 pág.
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