martes, 27 de julio de 2010

El gran cambiazo de Roald Dahl

Dahl es uno de mis escritores favoritos, lo fué desde que adquirí el primer libro: "Cuentos en verso para niños perversos", poco sabía yo que ya era uno de mis favoritos a través de su obra llevada al cine.

Dahl es el autor de libros "infantiles" tan famosos como: Los gremlins, James y el melocotón gigante, Charlie y la fábrica de chocolate, El Superzorro, Charlie y el gran ascensor de cristal, Las Brujas, Matilda, etc. Dahl tiene un sentido del humor negro, violento, macabro; es crudo como cualquier niño.

Resulta que Dahl también escribió para adultos, y en especial tiene un par de libros para adultos de amplio criterio, que sin ser eróticos, son sexualmente explícitos y de humor negro.

Me voy a referir al primero de ellos: El gran cambiazo (Bitch switch, 1974) Se trata de una colección de cuatro relatos cortos que fueron galardonados por un premio de Humor Negro. Originalmente fueron escritos de manera individual para la revista Playboy, y publicados en 1965.

Dos de los relatos son fragmentos del imaginario diario del tío Oswald. es en éste libro donde inicia el mito del tío Oswald, llevado más adelante a ser el protagonista de una novela "mi tío Oswald" del que hablaré en otra ocasión.

En "El invitado", el tío Oswald nos narra sus peripecias cuando su coche se descompone en medio del desierto y es invitado a pasar una noche en un maravilloso palacio de un millonario, quien vive con su hija, su esposa y un vergonzante secreto. En la noche, Oswald disfruta de un encuentro sexual increíble en la oscuridad, sin llegar a adivinar quién fué la diosa que se entregó a él. El final es increíble.

En "El gran cambiazo", un hombre con una hermosa esposa, trama un ingenioso plan para intercambiar esposa con su vecino, quien tras algunas reticencias, accede. Cumple con su plan a la perfección, sólo para encontrarse con una sorporesa al llegar a su casa. El final es increíble.

En "El último acto", una viuda de buen ver y mejor tocar se reencuentra en una cita con un antiguo pretendiente, quien tiene un plan para darle una sorpresa que ella no se espera, pero que él tiene años planeando. El final es increíble.

En "Perra", encontramos nuevamente al tío Oswald, ahora como mecenas de un cinetífico loco que está por descubir una fragancia que pone en celo a los hombres y los obliga a copular con el usuario. El tío Oswald, después de probar la efectividad y casi morir en el intento, urde un plan para divertirse de lo lindo pero algo sale mal y ... El final es increíble.


La mujer que yacía a mi lado era como un muelle enroscado. Noté la tensión debajo de su piel. Empecé a sudar.
De repente profirió un gemido extraño.
Más pensamientos horribles cruzaron por mi cerebro. ¿Estaría enferma? ¿Le estaría dando un ataque al corazón? ¿Debía yo salir pitando de allí?
Samantha volvió a gruñir, esta vez más fuerte. De pronto exclamó «¡Sí-sí-sí-sí-sí!» y, al igual que una bomba cuya mecha retardada hubiese alcanzado por fin la dinamita, hizo explosión y volvió a la vida. Me apresó entre sus brazos y vino por mí con tan increíble ferocidad que tuve la sensación de ser atacado por un tigre.
¿O sería mejor decir «tigresa»?
Ni en sueños había pensado que una mujer pudiera hacer las cosas que Samantha me hizo a continuación. Era un torbellino, un torbellino deslumbrante y frenético que me arrancó de raíz y me hizo girar y girar elevándome hacia el firmamento, hacia lugares de cuya existencia nada sabía.
Yo no aporté nada. ¿Cómo podía aportar algo? Me veía reducido a la impotencia. Yo era la hoja de palmera girando y girando por los aires, el cordero entre las garras del tigre.
Apenas si podía respirar.
A pesar de todo, resultó excitante rendirse ante una mujer violenta y durante los siguientes diez, veinte, treinta minutos —¿cómo iba a saber exactamente cuánto tiempo?— la tormenta siguió rugiendo. Mas no es mi intención obsequiar al lector con detalles escabrosos. No soy partidario de lavar la ropa en público. Lo siento, pero no hay que darle más vueltas. Espero, sin embargo, que mi reticencia no cause un anticlímax demasiado fuerte. Desde luego, no hubo ningún «anti» en mi propio climax y durante el último y abrasador paroxismo proferí un grito que debería haber despertado a todo el vecindario.
Luego me derrumbé y quedé como un odre vacío.
Samantha, como si no hubiera hecho más que beberse un vaso de agua, se limitó a volverse de espaldas a mí y dormirse de nuevo.
¡Puf!
Me quedé quieto, recuperándome poco a poco.

Perversógrafo: sexo vaginal, animal, crueldad mental, intercambio de parejas, infidelidad, sexo en la oscuridad, control mental y algo más.


Aqui para el otro libro de adultos de Dahl


El gran Cambiazo
Dahl, Roald
2006, 5ª ed.
EDITORIAL ANAGRAMA
ISBN: 9788433920874
176 pág.

2 comentarios:

  1. Uff, a éstos sí. A estos sí les tengo muchísimas ganas.

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  2. De ésta colección, de repente los encuentras en línea.

    "Mi tío Oswald" no está agotado en las librerías.

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