martes, 4 de octubre de 2011

Cachondeos, escarceos y otros meneos de Camilo José Cela

Deveritas deveritas, así se llama el libro, y aunque sea uno de los menos conocidos del Nobel Gallego, tiene su nosequé que te mantiene entre la estupefacción y la risa abierta.

Ya los títulos de los cuentos nos dicen lo que se puede esperar de tan singular autor: "Los palpamientos irreversibles", "El coleccionista de polvos casuales",  "Epístola amorosa de una señorita tortillera", "Sobre la retribución del polvo conyugal",  "La diaconisa Petra se cepilla al judío Cebollada", "Arterioesclerosis del cipote", entre otros.


Si Cela no hubiera sido tan intencionalmente provocador, creo que sería un personaje para recordar y reír. En estos cuentecillos, hace gala de su conocimiento del idioma y lo dobla, y lo retuerce y lo forza hasta casi hacerlo ininteligible....y entonces viene la chanza y la risotada:

En mi pueblo había una puta que jodía por las casas, como lavaba la lavandera, cosía la costurera, planchaba la planchadora, ponía inyecciones la enfermera y administraba los santos óleos el señor cura párroco. Se llamaba Lupita, aunque algunos le decían Lourdes la del Juguetero, y tenía mucha clientela entre subnormales profundos, hipocondríacos, protésicos dentales con orquitis por picadura de acalefo, ¡que ya es afinar!, reverendos padres que optaron por colgar la sotana y darse con entusiasmo al tumulto y al cachondeo, reverendos padres que vistiéndose todavía por la cabeza no habían olvidado que el pecado de escándalo se perdona difícilmente, poetas líricos estípticos por el abuso de la carne de membrillo, tortilleras vergonzantes o alérgicas, jubilados, artríticos, reumáticos, prostáticos y demás suertes de especies sedentarias.

La mayor parte de la obra se desenvuelve como un diálogo entre un grupo de chismosos que desmadejan la historia, en general no se puede hablar de mucho erotismo pero sí de desfachatez y provocación al lector.

Nos metimos en un bar de por allí y nos pusimos a hablar. De repente, cuando finiquitó la última gamba (tampoco eran muchas), suspiró y me dijo: --Soy una incomprendida... ¡Estoy tan sola! --No, mujer; eso se quita jodiendo. ¿Quieres que probemos?--¡Por mí...!Ante aquella arrebatada confesión de amor y de pasión me la llevé a la cama; en la plaza de Oriente tengo un ático destartalado en el que no hay más que una cama, una cafetera, una botella de coñac mediada y una taza.--Entre dos que bien se quieren, con una taza basta.--¡Claro! ¿Tienes azúcar?--No; el azúcar es muy malo para la dentadura.--Claro. ¿Puedo chupar un traguito de coñac?--¡Mujer! Todo lo mío es tuyo.--¡Coño, qué generoso!--¿Qué te habías creído?Una vez vaciados los vasos seminales y cogido bastante frío en el lomo, le sonreí.--Oye, ¿por qué no te vistes y te vas? En la calle luce el clemente solecico de la primavera que es una bendición de Dios  y a lo mejor, con un poco de suerte, hasta te tropiezas con otro que te invita a más vermú y más gambas.--¡Anda, pues es verdad! -exclamó mientras se vestía precipitadamente, sostén incluido-. ¡Parto presto!
Es entendible que el libro sea tan poco conocido a pesar de ser tan "celiano", y es que para 1991 que sale de la imprenta, ya España estaba completamente destapada y sus chanzas y groserías no admiraban a nadie.

El librito tiene una parte muy interesante, y es que viene aderezado con un largo anexo; se trata de un "Vocabulario secreto", imagen de aquel diccionario secreto que nunca pudo terminar.

Así, no tenemos el mejor libro del mundo, pero si se tropiezan con él deberían adquirirlo; uno nunca sabe  cuándo va a necesitar una lectura breve y picante para una sala de espera aburrida.




Perversógrafo: Sexo vaginal, oral, lesbianismo, prostitución, todo sugerido.



Cachondeos, escarceos y otros meneos
Camilo José Cela
Ediciones Temas de Hoy
EEUU, 2002
ISBN: 0971995001
214 pags.

1 comentario:

  1. He leído el libro. Simpatiquísimo aunque un tanto irreverente, pero asi es la vida.

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