jueves, 26 de julio de 2012

Bajo las Sombras, Anónimo Victoriano (Revista la Perla)

Ya en una ocasión les hablé de que quería una colección de revistas victorianas reeditadas en los años 70s en español por la Editorial Polen.

Las revistas fueron publicadas a finales del siglo XIX en el Londres Victoriano; yo supongo que había alguien muy influyente detrás porque se alcanzaron a publicar casi 20 números y nunca hubo un solo sospechoso.

Bueno, me entero que alguien ha digitalizado una parte de los números  en español.

La literatura pornográfica Victoriana no difiere mucho de la actual. Jovencitas vírgenes que pueden romper sus complejos cinco minutos después de ser violadas y acceden a toda clase de prácticas; hombres potentísimos que parece que portan ametralladoras:

Después de almorzar Frank vino a mi alcoba a fumar un cigarrillo.
Los sucesos de la mañana nos habían dejado intranquilos y excitados.
— ¡Por Jove, viejo!— exclamó— me resulta completamente imposible esperar hasta mañana para gozar de la encantadora Rosa.
—Además, cuando estamos tantos juntos cabe en lo posible chasquearse.
—No, no, tiene que ser esta misma noche.
—Me muero de deseo.
—Su habitación está ahí, junto a la de mis hermanas.
Traté de disuadirlo para que no cometiera cualquiera imprudencia, ya que, aun cuando la habíamos visto tan excitada y accesible, no podíamos en modo alguno tener la seguridad de que estuviera dispuesta a rendir su virginidad tan fácilmente. Argumentaciones y razonamientos fueron, empero, vanos:
— Ve, cómo sólo el pensar en ella, inflama mi verga— exclamó abriendo su bragueta para extraer un hermoso miembro de cabeza colorada, gloriosamente erecto, henchido y duro como el mármol, cuya ardiente sangre parecía que iba a reventar las turgentes venas.
El espectáculo era demasiado tentador para poder resistirlo.
Se me cayó el cigarrillo que tenía en los labios, y arrodillándome frente a él, besé, succioné y froté aquella deliciosa verga hasta que se vino en mi boca con una exclamación de arrobo, mientras yo bebía con avidez hasta la última gota de su copiosa emisión.
Una vez que hubimos recobrado un tanto nuestra serenidad, discutimos cuál sería el mejor plan para la noche, ya que yo estaba dispuesto a tomar parte en la diversión.
Frank se avino gustoso a esta participación mía, a condición de que él fuera primero al cuarto de Rosa para convencerla de que accediera a sus deseos.
Luego, cuando todo estuviera en regla, les sorprendería yo en pleno juego y me sumaria a la fiesta erótica.
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Me desvestí lo más rápidamente que pude, y me uní a él para escoltarlo hasta la recámara de su amada, la que, en efecto, estaba abierta, y en cuyo oscuro interior penetró sin hacer ruido.
Era evidente que ella estaba despierta y que esperaba su visita, pues pude oír sus apasionados besos, y las exclamaciones de deleite cuando él acariciaba el lindo cuerpo de la muchacha.
— Amor mío, es preciso que encienda las luces para que mis ojos puedan solazarse con tu belleza. ¿Por qué las apagaste?
Ella opuso una débil resistencia, pero pronto estuvo la habitación iluminada por media docena de candelas.
Yo observaba al través del ojo de la cerradura, escuchando con ansia cada palabra que decían.
— Sentémonos uno junto al otro, amorcito, y disfrutemos del contacto de nuestros cuerpos desnudos antes de dedicarnos a besarlos.
Pude ver cómo las camisas de noche de él y de ella estaban levantadas lo más arriba posible, así como la forma en que palpitaba la verga de él apuntando hacia el vientre de ella. El hizo que Rosa lo asiera, y pasando una de sus piernas por encima de los muslos de la joven trató de colocar la cabeza de su verga entre las piernas de la muchacha.
— ¡Ah! ¡No, no! ¡Nunca! ¡Me lo prometió usted por su honor, caballero! — casi gritó ella alarmada, mientras luchaba por desprenderse del estrecho abrazo en que él la tenía sujeta —.¡No! ¡No! ¡No se lo permitiré nunca!
Sus buenos modales parecieron trocarse en furia desenfrenada.
Pero él; de repente, la colocó de espaldas, con las piernas de él embutidas entre sus muslos.
— ¡Honor! ¡Honor! — decía riendo —¿Cómo es posible que lo tenga cuando me estás tentando así, Rosa? Me has puesto al borde de la locura con las libertades que me permitiste. Es inútil que te resistas. Antes moriré que dejar de poseerte ahora, queridita.
Ella luchó desesperadamente, en silencio, durante unos momentos, pero la desigualdad de fuerzas era patente.
Poco a poco se colocó él en posición, y luego, rápida y despiadadamente, se aprovechó de que estaba exhausta para violarla.
En un principio ella parecía insensible, y me aproveché del corto lapso en que permaneció inconsciente para entrar en la alcoba y arrodillarme al pie de la cama, desde donde pude contemplar a gusto cómo el arma ensangrentada de mi amigo entraba y salía en su despedazada virginidad.
Al cabo de un rato ella pareció empezar a gozar con aquellos movimientos, especialmente después que él le lubricó la vagina con su primera inyección de jugo de amor. Sus nalgas avanzaban al encuentro de sus acometidas, y sus brazos se abrazaban convulsivamente en torno a su cuerpo, aparentemente reacia a dejarlo ir, hasta que, ambos a una, se vinieron deliciosamente.
Mientras permanecían exhaustos tras de este asalto salí de mi escondite para besar a la muchacha.
Como ella abrió los ojos, puse mi mano sobre su boca para evitar cualquier grito de sorpresa inconveniente, y la felicité por haberse desprendido tan lindamente de su estorbosa virginidad.
Después reclamé mi derecho a participar en la versión, llamando la atención de ella sobre el rampante estado de mi verga, en contraste con el desmayado pene de Frank.
Pude darme cuenta de que en aquellos momentos ella ansiaba repetir el placer que acababa de experimentar.
Sus ojos estaban llenos de lánguido deseo cuando coloqué su mano sobre mi verga.
De acuerdo con lo que previamente habíamos convenido, la convencimos para que cabalgara sobre mí.
Al efecto, fui insertando mi verga con sumo cuidado en su todavía tierno cono para que se preparara lentamente a entrar en acción, pero mi excitación era tan grande, que con una exclamación de deleite descargué una corriente de esperma en sus mismas entrañas, lo cual enardeció a la muchacha, que comenzó a moverse despacio encima de mí, apresando mi arma con su palpitante coño del modo más delicioso.
Pronto estuvimos, pues, emprendiendo otra carrera frenética. Esto era demasiado para Frank, cuya verga estaba de nuevo endurecida como el acero. Ansioso de colocarlo donde fuera, se arrodilló detrás de ella y trató de insertar su pene en el coño de Rosa, al lado del mío, pero tuvo que abandonar la tentativa por resultar demasiado difícil la operación.
Entonces fijó su atención en el rugoso orificio que aparecía entre las nalgas, encantadoramente rosado. Como quiera que la punta de su pene estaba húmeda por el contacto con nuestras emisiones, no encontró gran dificultad, por medio de vigorosas embestidas, para conseguir adentrarse. En aquel momento yo la estaba jodiendo con ímpetu, y ella estaba demasiado excitada para oponerse a nada, de manera que sólo dejó escapar un grito sofocado cuando sintió que él se deslizaba en su interior por un conducto que ella siempre había creído que no tenía más que un solo objeto.
Les pedí que se detuvieran unos instantes para poder gozar la sensación resultante de las posiciones que habíamos alcanzado.
Nuestras vergas latían una contra otra de manera verdaderamente deliciosa, únicamente separadas por la membrana del recto.
Nos vinimos inmediatamente, con gran deleite de parte de Rosa, que a continuación nos apremió para que continuáramos...
Este fue el combate de amor más delicioso que jamás haya librado.
Ella nos lo hizo repetir una y otra vez, y cuando caíamos exhaustos, nos chupaba las vergas para revivirlas.
Duró hasta que el alba vino a advertirnos que era necesario tomar precauciones, y entonces nos retiramos a nuestras respectivas alcobas.

No cabe duda que los blog de relatos eróticos no son tan novedosos.

Yo siempre mantengo una posición contra la piratería; pero en este caso se trata de anónimos de 130 años de antigüedad, reeditados hace 40 años por editoriales que ya no existen..........si alguien las consigue, se agradecerá la aportación infinitamente.


3 comentarios:

  1. Me he licuado.
    Si consigues más, se te agradece que compartas.

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  2. Lepis, yo tengo una edición Made in México, bien traqueteada, pero algún día que me visites te la muestro... no es nada espectacular, excepto que vienen todos los relatos... Tuve un ejemplar idéntico nuevo que preste (por ahí de 1986 y nunca regresó). Este es más viejo, y se lo escamotee a un tío.
    Pero como confirmas "La literatura pornográfica Victoriana no difiere mucho de la actual"... Tengo idea de que en la wiki puedes consultar los nombres de los capítulos y cosas por ahí.
    Abrasivos,
    Jorge

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  3. Me encanta la escena homoerotica de la primera parte.Ojala mis relatos eroticos pornograficos sean asi de excitantes !! jaja aunque apenas empiezo. Por cierto tu blog esta muy bueno y yo lo leo !! Conoces/ conocen al francés Jean Genet? Cierto, es literatura erotica gay pero de las buena y la verdad no sé si lo han traducido en español, supongo que si, es bastante conocido. Si no lo conocen, les recomiendo.
    Saludos
    http://relatosh.blogspot.fr/

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