sábado, 13 de agosto de 2011

Memorias de Cora Pearl

Cora Pearl fue una famosa cortesana en la Francia del siglo antepasado, aunque no tenía una belleza excepcional, el ser pelirroja y el tener unos senos perfectos eran "la mejor carrocería" de una mente que sabía lo que quería.

Cora Pearl nació como Emma Elizabeth Crouch probablemente en Londres, probablemente en 1835. "Probablemente" porque se sospecha que falseó su certificado de nacimiento previo pago de cochupo, para aparentar que nació en 1842 en Plymouth Inglaterra. Después de ser una de las cortesanas mejor pagadas de París y de haber derrochado sumas absurdas en actos para impresionar a sus amantes, clientes y amigos, llegó a sus 50 años en relativa pobreza, sin un hombre que mantuviera su elevado ritmo de gastos y agobiada por las deudas de juego.

Es entonces cuando decide publicar un libro con sus memorias; lo hace como siempre, con una estratagema muy ingeniosa en mente: "ganar algunos billetes y tratar de vivir algún tiempo". En realidad, si eras uno de sus amantes, se supone que por una módica cantidad podías cambiar un poco la autobiografía aquí y allá, para hacerte parecer buena persona, generoso o simplemente desaparecer del texto. Entonces, si el libro no es tan picante como pudo haber sido dada la experiencia de la señora y el tamaño de sus amantes, es porque su estrategia fue exitosa.

El libro se publicó en 1886. Desafortunadamente no tuvo un gran éxito debido a que el estilo franco y directo de la autora no estaba de moda, además de que los lectores esperaban mejores chismes de las celebridades de la época. Sólo hubo una edición en francés y una traducción la inglés, para luego desaparecer de los anaqueles por cien años.

Unos meses después de la publicación del libro, Cora Pearl murió, víctima de un cáncer intestinal. En sus últimos meses algunos de sus amantes y admiradores más generosos le pasaban una modesta pensión y pagaron su funeral.

En su libro, nos explica que tras ser abandonada por un padre irresponsable es enviada a Francia para que esté bajo mejores cuidados con una tía y luego en un internado.  En el internado nos narra la típica iniciación al lesbianismo por sus compañeras más avanzadas.

También allí le es explicado el mecanismo fisiológico de los hombre y es iniciada en un juego en el que entre tres chicas seducen y se parchan al pobre jardinero del convento.

Un día un individuo la invita a salir, la narcotiza y la viola; supuestamente al confundirla con una prostituta, ella queda marcada por éste hecho y parece desconfiar de los hombres desde entonces. Comienza a tomar amor por el dinero y el asunto del "metesaca", se confiesa calentorra y termina por ser mantenida de un anciano con el que sale de vacaciones y tiene sesiones de sexo violento.

Se hace cortesana en un burdel en donde le hacen una "prueba de sillón" como en el porno y la instruyen  con un asesor profesional en el arte del buen sexo. En ese lugar le enseñan cómo fingir el orgasmo sin tenerlo,  cómo excitar de diversas maneras a un hombre con el miembro fláccido, qué vino va mejor para excitar y cuál para adormecer al hombre, el modo de utilizar los perfumes para estimular el acto y otros trucos para aminorarlo. Aprende que la lujuria para una prostituta es un lujo improductivo.

Independizada después de un tiempo, comienza a recibir regalos de sus numerosos amantes; habla de algunos de sus hombres, la mayor parte de las veces en un tono amable y positivo, dejando las partes sexosas y escandalosas como historias que les suceden a otras personas.

Al rozar con los labios el pomo de su ariete y acariciarle con el dedo la zona entre las bolas y el trasero, sentí cómo todo su cuerpo se convulsionaba, y antes de que hubiera pasado mis labios tres o cuatro veces por el vástago, me rechazó bruscamente -cortesía propia de su natural tierno y considerado y de su inexperiencia- en el momento de la convulsión suprema y vi cómo la evidencia irrefutable de su pasión brotaba con la celeridad y fuerza de un disparo.


Aunque los chismes de sus amantes son interesantes, lo mejor del libro son las descripciones de sus exagerados gastos, gastos que ella dice que fueron inversiones para atraer amantes ricos; así, narra la vez que se bañó frente a sus amantes en una tina llena de champagne, o la vez que ella misma se sirvió desnuda como postre en una cena de caballeros conocidos.

Nos narra cómo montaba desnuda frente a un amante que le regaló una yegua, y nos presume que además de los regalos, su tarifa por noche solía ser de doce mil francos.

Cuando una está bajo la protección de un hombre de nobleza y de fortuna, imitar su estilo de vida y hacer uso ostentoso de su dinero. La esposa de un hombre puede permitirse vestir desaliñada y anticuada; la querida, nunca, porque su aspecto es índice de la riqueza y categoría de su protector.
Coger en plena cabalgata, entregarse a un pobre estudiante por caridad, amantes que resultan homosexuales, malquerencia de las cortesanas competidoras, chismes y orgías en castillos acondicionados como edénicos sitios de recreo al aire libre.

Un Conde le pide a su perrito para preñar a su perrita, pronto se hacen dos parejas:
El conde me preguntó si tenía que pagar algo, y yo, viendo en él un caballero moreno, ágil y atractivo, le contesté que el único pago que aceptaba del amo era el mismo que Loulou estaba abonando. Él, sin perder la compostura, por la sorpresa, me invitó a que le condujera a la alcoba, donde no tardó en mostrar un entusiasmo equiparable al de mi can, aunque celebro decir que bastante más fino. Aunque, para mi sorpresa, quizá inspirado por la exhibición de Loulou, se mostró partidario de la modalidad canina a tal punto que desdeñó las demás y, como a mí la postura a cuatro patas, por estimulante que sea, me cansa al cabo de unas horas, no tuvimos una relación duradera. Sin embargo, en nuestro segundo encuentro, mientras su vientre achuchaba mis nalgas y sus bolas batían mis muslos, me colgó al cuello un magnífico collar de perlas, y en otra ocasión me obsequió con unos espléndidos pendientes de diamantes; deferencias que me hicieron soportar con resignación el hecho de que nunca tuve el placer de mirarle a los ojos cuando alcanzábamos el momento supremo, algo que siempre me causa una ardorosa satisfacción.
Poco después narra el hambre y el aburrimiento durante el sitio de París en la guerra franco-prusiana. Se supone que durante ese tiempo ella supo ganarse el cariño de la gente con acciones muy nobles como involucrarse para dar animo a los ejércitos, ayudar en un sanatorio y hacer donaciones valiosas.

Tras la guerra, viaja por Inglaterra y Suiza, y vuelve a un París destrozado en un momento en que ella misma había quedado sin fortuna y sin quien pagara sus grandes adeudos.

Bueno, Cora Pearl nos habla de príncipes, gobernantes, artistas (Doré, por ejemplo) y otras personas importantes, pero también nos habla de sus criados y la vida sexual de ellos. El libro es curioso sin llegar a ser una obra de arte. En 1982 se encuentra el libro en manos de un coleccionista alemán, y es impreso nuevamente, gozando de una relativa "segunda vida".

Cora Pearl carece de cualidades para amarla o admirarla; fue cínica, desordenada y bastante descarada, se supone que ni siquiera escribió el libro, la idea fue del editor y Cora sólo encargó a su sirvienta que lo hiciera ... pero el libro recoge algunas historias que valen la pena de leer.






Perversógrafo: Sexo vaginal, oral, en sitios públicos, narcotizada, exhibicionismo, voyuerismo, prostitución, infidelidad, promiscuidad, lesbianismo, violación, efebofilia, homosexualidad, 69, masturbación, masaje erótico, violencia, tríos, orgías.









Confidencias De Una Cortesana
Cora Pearl
Editorial: Planeta
1984
ISBN: 9788432037795


2 comentarios:

  1. A mi me gusto el libro me lo prestaron de la biblioteca de la casa de la cultura aqui en el Paraiso Honduras,pero lo quiero de nuevo

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  2. Estoy seguro que en scribd lo debes encontrar:
    http://es.scribd.com/

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