sábado, 17 de julio de 2010

Eres una bestia, Viskovitz de Alessandro Boffa

El humor y el erotismo, no tienen porqué estar peleados con la cultura. Si yo tuviera que clasificar éste libro, lo pondría como un libro de texto para jovencitos, exactamente después del capítulo de las familias de los animales y antes del capítulo de reproducción.

Es un libro brillantemente escrito, con terminología culta y con una manera simple de explicar las cosas, es una lectura juvenil sobre el erotismo en los animales.

El libro consta de 20 cuentos y un prólogo, sólo tenemos cinco personajes que se repiten hasta el cansancio y que se transforman de una manera asombrosa. Cambian de sexo, cambian de género, cambian de especie. Muy budista la cosa.

Viscovitz es el protagonista de todas las facetas de este onírico y filosófico enredo, Ljuba es ese ideal inalcanzable de la hembra hermosa. López, Petrovic y Zucotic son los amigos, vagos y patiños de las historias. El resto de los animales.......son de relleno.

  • Prólogo Un pingüino le recomienda al autor escribir el libro
  • ¿Cómo va la vida, Viskovitz? Un lirón tiene problemas con la primavera, el despertar de su sexualidad y sus sueños eróticos.
  • ¿Pero es que nunca piensas en el sexo, Viskovitz? Viscovitz, el caracol hermafrodita se enamora de una inalcanzable imagen, y se niega a intercambiar material genético con sus amigos de la escuela. Un ejemplo de que el autoerotismo es amor también.
  • Estás perdiendo la cabeza, Viskovitz Entre las mantis religiosas, el ser eyaculador precoz es una bendición
  • No te pares en pelillos, Viskovitz Un gorrión demasiado celoso de su prole, porque sabe que el cuco anda cerca y puede sustituir sus huevos, sufre una decepción amorosa.
  • Llevas cuernos, Viskovitz Un alce, líder de su manada y con su propio harén, se da cuenta que el sexo va de la mano de la responsabilidad.
  • No es oro todo lo que reluce, Viskovitz Un escarabajo pelotero, acumula riquezas (ya se imaginarán) pero se enamora de un abejorro a quien no le gusta el estiércol. Viskovitz se da cuenta que es un abejorro criado por escarabajos en el estiércol.
  • ¡Bonitas porquerías, Viskovitz! Un puerquito aprende a bailar para agradar al amor de su vida, a pesar de estar destinado a ser un sucio cochino, un autentico chancho que hace marranadas, termina heredando una fortuna, castrado, millonario y engreído.
  • Has llegado muy lejos, Viskovitz Un ratón de laboratorio superdotado de inteligencia, guía a sus amigos a las cloacas gracias a sus dotes heurísticas. Llega a la biblioteca, donde adquiere una cultura superior, cuando escapa del campus es encontrado por las personas del laboratorio, y es devuelto, donde lo espera su recompensa: una hembra que lo atonta.
  • ¿Y usted qué dice, Viskovitz? Un lorito con consciencia trata de seducir a una lorita que sólo repite lo que él dice.
  • Cuanto menos hables mejor, Viskovitz Un pez sobrevive gracias a que nunca habla. Encuentra una excelente pareja sexual en la imagen del fondo de la pecera.
  • Es como para cogerte con pinzas, Viskovitz El mejor cuento del libro, un escorpión trata de vivir una vida normal en contra de sus instintos asesinos y su cobardía.
  • Te has creado una fea reputación, Viskovitz Una hormiga soldado sin identidad (olor) se proclama emperador (este no tiene nada de romántico-erótico)
  • ¿Quién te crees que eres, Viskovitz? Un camaleón deja a su novia y se enamora de una reina del amor que hace sonar su lengua como látigo. Al final se da cuenta que nunca sabrá quién fué la chica, que incluso pudo haber sido su ex-novia, ya que los camaleones son camaleónicos.
  • Tienes el corazón en paz, Viskovitz Un perro budista lucha contra la droga en todos sentidos, una historia de (perros) investigadores con mucha acción, muerte, sexo y traiciones.
  • ¡Qué bajo has caído, Viskovitz! Un parásito intestinal está enamorado de su portador
  • Buena sangre no miente, Viskovitz Un inocente tiburón es reprendido por su malvado y caníbal padre, pero el eros y el tanatos siempre van unidos, así que el despertar del deseo del tiburón, lleva implícito el despertar de su maldad y cinismo.
  • ¡Qué asco de cera, Viskovitz! Un zángano esposo de la abeja reina, se somete a cirugía reconstructiva y huye con una fea obrera. Fundan una nueva colonia y bueno....léanlo, es gracioso.
  • Bebe y olvida, Viskovitz Una esponja marina tiene problemas con la fertilización.
  • Son cosas que le enfurecen a uno, Viskovitz Un león se enamora de una gacela que es todo fuego.
  • Eres una bestia, Viskovitz Un microbio, en la sopa primordial de la vida, inventa el sexo ¡SALVE MICROBIO VISCOVITZ!

Bebe y olvida, Viskovitz
–Papá, quiero dejar de beber.
–No digas tonterías, Visko, eres una esponja.
–¿Qué significa eso? ¿Que tendré que estar toda la vida colgado de este escollo filtrando y removiendo agua, como si fuera un vegetal?
–Eres un vegetal, Visko, o por lo menos un zoófito. Qué cosas dices...
Estaba desesperado. Todos mis intentos por formarme una vida natatoria y perseguir ideales fallaban. ¡Ah, si hubiese tenido músculos para llegarme hasta la esponja calcárea a la que amaba y fundirme con ella en un único sycon! ¡Ah, si hubiese tenido ojos para mirarla, boca para decirle que la amaba!
Lo único que conocía de mi amada era el perfume azoado que me traía la corriente. A aquellas partículas en suspensión les había dado una forma, poros y un nombre: Ljuba.
La única forma de coronar nuestra historia de amor hubiera sido alcanzarla con algún espermatozoide, pero la corriente siempre se los llevaba en la dirección opuesta, hacia mi mamá, mis hermanas, mis abuelas, creando todo tipo de embarazo familiar y de complicación genealógica. La situación se había hecho aún más equívoca a causa de los periódicos cambios de sexo que nosotras, las esponjas hermafroditas, nos teníamos que chupar. Para mí no era fácil aceptar el hecho de que mi padre fuese la mujer de su madre, que su hija, es decir, mi hermana, fuese su abuelo y que su abuela fuese también su hermano, es decir, mi tío. Aquellas relaciones resultaban todavía más morbosas debido al amontonamiento de cuerpos: era difícil saber dónde acababas tú y empezaban los parientes cercanos. Y no era fácil desarrollar una personalidad sana cuando los divertículos de tus cámaras flageladas estaban compartidos con una madre invaginante, hermanas incestuosas y un padre bisexual. Cuando los únicos rasgos anatómicos sobre los que podías formarte una identidad eran la cavidad atrial y el orificio del ósculo.
El mayor drama de ser un vegetal era la imposibilidad de suicidarse. La ventaja de ser una esponja era la posibilidad de beber para olvidar.
Rogaba para que sucediera algo. Un movimiento telúrico, un desastre ecológico, que me ayudase una sepia, algo. Y por fin algo cambió. La corriente. ¡Cambió de dirección y me proporcionó por fin las condiciones necesarias para fecundar a la esponja a la que amaba! ¡Oh! Estaba eufórico, arrobado. Enseguida pensé en fabricar mis espermatozoides en gémulas y empezar a practicar el tiro al blanco.
Pero no los encontré.
–¡Papá –chillé–, soy estéril!
–No eres estéril, Visko, eres hembra, como yo.
Me sentí desfallecer. ¿Cómo se podía tener tan mala suerte? Hembra. ¡Y entretanto Ljuba se había convertido en macho y sus eyaculaciones no podían alcanzarme, porque ahora era yo quien estaba a contracorriente!
Al dolor se unió la burla, y empezaron a lloverme encima los espermatozoides de mamá, de mis hermanas, de mis abuelas...
–¡Maldición –juré–, maldición!
Hasta mi hija me había dejado embarazada.
Era la suegra de mí misma, maldita sea, ¡¡¡la suegra de mí misma!!!
Aunque quizá sea para bien, suspiré. Quién sabe si así evitaré empezar a odiar a la nuera que hay en mí. Quién sabe, puede que así mi infelicidad acabe por hacerme feliz.






Perversógrafo: hermafroditismo, transexualidad, adulterio, ¿zoofilia?




Eres una bestia, Viskovitz
Boffa, Alessandro
1999, 1ª ed.
LUMEN
ISBN: 9788426412645
160 pags



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