En 1894, Louys aún no tenía la fama que alcanzó posteriormente; era visto como una joven promesa de la poesía parnasiana.
Louys edita un libro de poesía y se presenta como el traductor. El libro contiene 143 cantos o poemas contemporáneos a Safo, y los presentó como la traducción de una serie de poemas encontrados en las inscripciones de una tumba fenicia en Chipre. La tumba era de una poetisa de la antigua Grecia clásica del siglo VI a.C. y había sido encontrada recientemente por el arqueólogo alemán Herr G. Heim (señor S. Creto)
Por muy crédulos que fueran los contemporáneos, no cayeron en la patraña, pero curiosamente el autor no cayó tampoco en el descrédito, sino que la calidad literaria es tal que lo impulsó aún mas. Los poemas hablan fundamentalmente del amor y del deseo, tratan la homosexualidad femenina desde un punto de vista positivo y completamente despreocupado de puritanismos. Es una obra sumamente sensual.
El libro comienza con una necesaria biografía de Bilitis, la "autora" de los poemas. Bilitis era hija de madre fenicia y padre griego (ausente). Nace en Pamphylia donde lleva una vida simple como pastora de cabras. En su adolescencia conoce el amor por los hombres y toma un amante. Huye a Mytilene, donde es discípula de Safo y por último se hace prostituta al servicio de Afrodita en la isla de Chipre.
El libro propiamente se divide en tres partes: Bucólicas de Pamphylia, Elegías de Mytilene y Epigramas de la isla de Chipre. Termina el libro con los epitafios encontrados en su tumba.
En las bucólicas, tenemos a una Bilitis preadolescente con los temores típicos de una jovencita; arropada por el amor materno que le explica la vida y la consuela. Al paso del tiempo se hace amiga de los niños, quienes le pedían que les contara historias, y de los pastores, quienes la invitaban a convivir con ellos.
La vida simple y el despertar sexual en un ambiente absolutamente natural, donde un día es tomada por la fuerza mientras duerme en el campo, para después pasar a explorar la sexualidad con un joven pastor de cabras en las frescas noches griegas.
LA COPA
Al verme, Likas, llegar vestida simplemente con una brevísima túnica, pues el calor es asfixiante, ha querido modelar mis senos, que quedaban al descubierto.
Ha cogido arcilla fina, la ha amasado con agua fresca y ha formado una ligera pasta. Y cuando la ha aplicado a mi piel, he creído desfallecer, de tal modo estaba fría.
Con el molde de mi seno ha hecho una copa redondeada y umbilicada. La ha puesto a secar al sol y luego, despachurrando flores contra ella la ha teñido de púrpura y ocre.
Después hemos ido hasta la fuente consagrada a las ninfas y hemos arrojado la copa en la corriente, luego de haberla llenado de alelíes dobles.
LA CASITA
La casita donde está su lecho es la más hermosa de la tierra. Está hecha con ramas de árboles, cuatro paredes de tierra seca y una pobre techumbre de bálago.
La amo, porque en ella nos acostamos desde que las noches refrescan; y, cuanto más frescas son, son también, por fortuna, más largas. Cuando despierta el día me siento, al fin, fatigada.
El colchón está en el suelo; dos mantas de lana negra tapan nuestros cuerpos que se dan calor. Su pecho rechaza mis senos. Mi corazón late...
Me estruja tan fuerte que me romperá, tan poca cosa como yo soy; pero en cuanto está en mí ya no hay para mí mundo; me harían pedazos sin despertarme de mi locura.
En las Elegías, tenemos a una Bilitis que ha huido de su hogar, abandonando un bebé aunque no da explicaciones del porqué. Llega a Mytilene y es tomada por amante por la misma Safo, quien la introduce a otras mujeres y la anima a establecerse con una. Un día encuentra una jovencita en el camino, quien la sigue porque no tenía a nadie, pronto se enamoran y se casan, pasando Bilitis a ser "el varón" y Manasidika la mujer.
Las elegías narran el amor apasionado que viven durante diez felices años; destinadas a no tener hijos, "adoptan" una muñeca de cera. Un día Bilitis descubre la infidelidad de Manasidika y se van alejando hasta que Manasidika la abandona por otra amante. Ella trata de consolarse y llora su pérdida, hasta que decide huir a Chipre.
LOS PECHOS DE MNASIDIKA
Ella abrió escrupulosamente, con una mano su túnica y me ofreció sus suaves y tibios pechos, tal como se ofrecen a una diosa un par de palomas vivientes.
"Ámalos bien", me dijo "¡Yo los amo!". Ellos son venerados, son como chiquillos pequeños. Yo me deleito con ellos cuando estoy sola. Me recreo y les brindo placer. Los riego con leche. Los visto con flores. Sus minúsculos vértices se enamoran del fino cabello con el que los acaricio. Los halago con un estremecimiento. En lana reposan ellos en su sueño.
Ya que nunca tendré niños. Y ya que están tan lejos de mi boca.
Bésalos por mí.
EL CORAZON
Deseosa, la he tomado de la mano y fuertemente la he puesto bajo la piel húmeda de mi pecho izquierdo. He corrido la cabeza de un lado a otro y he movido los labios sin hablar.
Mi corazón enloquece, violento y duro, golpea y golpea mi pecho, como un sátiro cautivo si se tropezara con otro. Ella me ha dicho:
"tu corazón me hace daño..."
"Oh Mnasidika, he respondido yo, el corazón de las mujeres no está aquí. Este es un pobre pájaro, una paloma que agita sus débiles alas el corazón de las mujeres es más terrible "parecido a una baya de mirto, arde en la llama roja y bajo un despojo exuberante. Es aquí donde yo me siento mordida por la insaciable Afrodita"
En los Epigramas de la isla de Chipre, Bilitis se convierte en una prostituta al servicio del templo de Afrodita, allí vive y goza hasta que la vejez le llega y su belleza declina; entonces es hora de retirarse al campo, a lugares que le recuerdan su infancia y donde puede escribir sus cantos.
LOS MISTERIOS
En el recinto tres veces misterioso en que los hombres no penetran jamás, te hemos adorado, ¡Astarté de la Noche! ¡Madre del Mundo! ¡Fuente de la vida de los Dioses!
Voy a revelar algo, pero no más de lo que me está permitido. Alrededor del Falo coronado, ciento veinte mujeres se balanceaban gritando. Las iniciadas vestían de hombre y las otras con túnica abierta.
El vaho de los perfumes y el humo de las antorchas flotaba entre nosotras formando nubes. Yo lloraba con lágrimas ardientes. Todas, al pie de la Diosa, nos hemos echado sobre las espaldas.
En fin, cuando el acto religioso fué consumado y cuando, en el Triángulo Único hubieron hundido el falo purpúreo, entonces el misterio empezó. Pero ya no diré más.
EL ENGAÑO
Me despierto... ¿Es que se ha marchado?
¿Ha dejado algo? No: dos ánforas vacías y flores pisoteadas. Toda la estera está empapada en vino.
He dormido, y todavía estoy borracha... Pero, ¿con quién he venido?... Porque acostarnos nos hemos acostado. La cama misma está empapada en sudor.
Quizá eran varios; está esta cama tan deshecha. No recuerdo nada... ¡Pero habrán sido vistos! Aquí está mi frigia. Duerme todavía atravesada en el umbral de la puerta.
La doy una patada en el pecho y la grito: «Perra, es que no podías...» Estoy tan enronquecida que no puedo hablar.
Los poemas tienen un toque femenino, donde la rudeza y la fuerza son descartadas, y donde lo masculino pasa a segundo término, sin ser ignorado, no es enaltecido como el femenino.
El estilo parece griego, recuerda a los poemas de la poetisa Safo, pero hay algo "PierreLouysiano" que no se puede negar, el refinamiento de la palabra.
Es curioso que hay una segunda versión de "Las canciones...", ligeramente diferentes por algunas palabras, están acentuadas en lo erótico y no fueron publicadas hasta pasada la muerte del autor.
Perversógrafo: Sexo vaginal, cunilinguo, masturbación, lesbianismo, juguetes sexuales, prostitución.
Las canciones de Bilitis
Louÿs, Pierre
2003
Ediciones 29
ISBN: 84-7175-508-4
160 pags.
Las canciones de Bilitis
Louÿs, Pierre
2003
Ediciones 29
ISBN: 84-7175-508-4
160 pags.
Yo debí de leer de Louys una de las hard porque no me quedaron ganas (aun valorando la calidad literaria). Las tres hijas de su madre. Qué pesao!
ResponderEliminarLas canciones, o Afrodita son tu tipo de literatura.
ResponderEliminarIncluso yo, que valoro la historia por encima de la cadencia poética, disfruté de éste libro. No tiene nada que ver con Las tres hijas o con Las doce princesas