martes, 1 de junio de 2010

Vida de las monjas y Sonetos lujuriosos, de Pietro Aretino

No voy a incluír aquí la biografía del Aretino, que si bien me parece que fué un ser despreciable, su vida tiene sus asuntos envidiables y puedo ver que fué alguien sumamente práctico y camaleónico, exitoso y valemadrista.

Una vez leí en la red un compendio de 12 de los Sonetos lujuriosos del Aretino; debo reconocer que tuve una erección y que mi mente no podía procesar que fueran poemas de hace casi 500 años. En ellos habla del amor heterosexual, donde las parejas en plena excitación se piden más, se ofrecen más y utilizan un diálogo desvergonzado para excitarse mientras tienen practican el doble deporte del box-spring. Es la referencia occidental más antigua que recuerdo del sexo anal heterosexual en una relación consensual.

Sonetos traducidos por Juan B. Bergua:


7
-Dime por dónde quieres, dueño mio,
meterme este gorrión que arde en mi mano;
pues no quisiera, si le llevo al ano,
desagradarte con mi desvarío.

-Muy al contrario, en tu cariño fío
y a tu capricho con placer me allano;
dar por detrás es ejercicio sano,
y nada cual llenar tu tras ansío.

Y puesto que das prueba de prudencia
queriendo colocarla en tal estuche,
usa de mi gorrión sin continencia.

Pero pronto, paloma, que esa calma
va acabar por hacerme, tal me sobas,
que por la punta se me salga el alma.

¿Lo ves? ¡Sigue! ¡Oh, placer el de tu mano!
¡Mano mas suave que el mas suave chocho!
¡Más apretada que de un niño el ano!


8
-Bien sería tener pocos cojones,
que viniéndome ganas de tu culo
obrase con tan necio disimulo
que escuchase lamentos o razones.

¡Húndanse de mi alcurnia los blasones
si por el ciego no te atizo la estopa!
¡Fuera! Quí tate allá toda esta ropa;
afuera la camisa y pantalones.

-Aquí me tienes, tómame y disfruta
como quieras, que todo te lo entrego;
si tú eres buen cabrón, yo buena puta.

Que por delante y por detrás me abraso,
y lo que quiero es que me sacies pronto
y que pronto me sques de este paso.

Sobre que ya sería gran bobada
hacerlo como Adán. Yo en tu puesto,
ten por cierto que el culo te rajaba.



14
-¿Y dices que me ponga? -A cuatro patas.
Apoyada en las manos y rodillas-
-¿Asi? -¡Quieta¡ -No puedo, ¡qué cosquillas!
-Pronto dirás: ¡Aprieta! ¡que me matas!

Qué cojonuda estás; me maravillas.
Ahora separa un poco más las patas.
-¿Soy una mula acaso? Mal me tratas.
¿Mas qué haces? ¡Así no, tu no me pillas!

-No serás mula, pero yo sí mulo.
¡las ganas que tenía de cogerte
y atizarte a mi gusto por el culo!

-¡Ladrón! ¡Me rajas! ¡Ay! -¡Aguanta mecha!
-¡Ay, ay! ¡Socorro! ¿Auxilio que me matas!
-¡te juro has de quedar bien satisfecha!

-¡Muerta soy! -Muerte dulce da el badajo.
-¡La vida se me va! ¡mi alma escapa!
-Por la boca será, pues por abajo...


He visto que una editorial tiene una traducción más reciente que difiere grandemente de la del siglo pasado....pudiéramos decir que tenemos una obra completamente distinta con el mismo tema. Encuentro ésta última traducción filológicamente muy correcta, pero ya va de gustos:




Traducción de Mario Merlino:

8
-Y sería de una sandez supina,
Estando en mi poder joderte ahora,
Después de hincarte el coño con mi porra,
Dejar de lado el culo que me arrimas.

Que acabe en mí la mi genealogía,
Por detrás te joderé hora tras hora:
¿Acaso el coño al culo lo desdora?
¿Sabe igual aguapié que malvasía?

-Jódeme y haz de mí lo que tú quieras:
Delante o por trasero no pretendo
imponer el camino que acometas.

Por el coño y el culo arde mi fuego,
Y mulos, asnos, bueyes con sus vergas
No habrán de apaciguar mi enorme anhelo.

Pues serías un necio
si atravesaras la crica a la antigua:
De ser yo un hombre, coño no querría.


16
-Tú, con mis piernas al cuello, en el culo
La picha me has metido: ¡rompe, rasga!
Estoy en el suelo, fuera de la cama.
¡Oh, qué amargo placer, placer rotundo!

Devuélveme al lecho, porque así me hundo
Y moriré con la cabeza gacha.
El dolor de parir, penar que pasa.
¡a qué extremo me lleva amor tan crudo!

¿Qué me piensas hacer? -Lo que tú quieras.
-Dame tu lengua entonces, alma mía.
-asaz pide quien sirve bien y espera.

-La crica un poco de placer ansía
por que entre el culo y ella la paz sea.
¡Entra, amigo, que no escape la picha!

Muerta por cierto estaría,
Si tardabas en darme alivio abondo,
Mi bien, mi corazón y mi tesoro.



Por último, he encontrado por allí otros 14 sonetos, aparentemente antiguos, pero de dudosa autoría. no sé si haya traducciones de éstos sonetos, pero se pueden leer en italiano en esta página: http://www.liberliber.it/biblioteca/a/aretino/sonetti_lussuriosi/html/sonetti.htm

Los sonetos fueron el primer libro occidental que incuía en las mismas páginas grabados y textos impresos en tipos móviles, fué blanco de persecución a tal grado que de la edición de 1524, con grabados de Marcantonio Raimondi, sólo se conserva una primer página. Hay un trabajo posterior, con planchas en madera conocido como el Toscanini, que conserva 14 grabados y recientemente fué subastado por una cantidad ridícula de dinero.

Cuando uno lee sobre el Aretino, nos dicen que su obra Ragionamienti, conocidas en español como los Diálogos, es una obra sumamente erótica. Yo tenía sólo el segundo y el tercer diálogo, y si bien la "Vida de las casadas" (segundo diálogo) es bastante pícaro, la "Vida de las cortesanas" (tercer diálogo) es una obra que nos describe las trapicerías y robos de las prostitutas, y no de su necesario oficio.

La obra completa consta de seis diálogos: Vida de las monjas. Vida de las casadas. Vida de las cortesanas. La educación de Pippa. Las astucias y marranadas de los hombres. Las Rufianerías. Hablan sobre Nanna, una prostituta procupada por el futuro de su hija de 16 años, que platica con una amiga, que habiendo sido monja, esposa y prostituta, aconseja cómo asegurar a su hija un futuro felíz. Al final del tercer diálogo encontramos:


ANTONIA.—Mi parecer es que en seguida hagas puta a tu Pippa, porque la religiosa traiciona su voto y la casada asesina el santo matrimonio, pero la ramera no perjudica ni al monasterio ni al marido, sino que la puta hace lo que un soldado a quien se paga por causar mal y que cuando lo causa no piensa que lo cause, puesto que su tienda vende la mercancia que tiene, y nada mas. ....... haz puta a la Pippa del primer intento, que ya tiempo tendra de hacer penitencia, y con dos gotas de agua bendita bastante habrá para que le limpien el alma de toda puteria. Eso aparte de que he deducido de tus palabras que los pecados de las rameras son virtudes. Y por sobre todo, cosa es halagueña el ser llamada senora hasta por los señores y comer y vestir como tal señora, y constantemente andar en fiestas y convites....

Cuando uno lee el primer diálogo "Vida de las monjas" es cuando uno entiende el sentido erótico de la obra; llena de orgías y otras chuladas interesantes. Al leer los tres diálogos entendemos el mensaje del Aretino: La monja busca el sexo por depravación, la casada como placer (en el adulterio) y la prostituta como un modo honesto de vida (hay que entender que la honestidad tiene un sentido muy divertido en el pensamiento del Aretino)



NANNA.—....la reverenda paternidad llamó a los tres legos, y, apoyado en la espalda de uno de ellos, que era un pobrecillo nacido antes de tiempo, débil y flaco, hizo a los otros que le sacasen el pájaro del nido. El mas avispado y más bonito de la banda lo tomo sobre la palma de la mano, y acariciándole el lomo suavemente (como se acaricia la cola a la gata que, runruneando, comienza a enderezarse), hizo que el pájaro alzase la cabeza, lo que obligó al bravo General a llevar sus zarpas hacia la mas graciosa y lozana monja, a la que alzo las ropas sobre la cabeza, la hizo que apoyara la frente en el borde de la cama, y, abriéndole dulcemente las hojas del misal culares con ambas manos, empezó a mirar extasiado, el agujero. No estaba el misal en los huesos, ni colgaba por su gordura, sino que con la vía de en medio trémula y redonduela, lucía como marfil que tuviese vida. Los mismos hoyuelos que hay en la barba y en las mejillas de las mujeres hermosas se veían en sus chiappetine, por decirlo al modo florentino. Su blancura superaría la de una rata de molino, nacida y cebada en la harina. Todos los miembros de la monja eran tan finos que si se le ponía una mano en los riñones resbalaba al punto hasta los muslos como el pie por el hielo, y tanto se atrevía a brotar el vello en tales partes como en la cascara de un huevo.

ANTONIA.—¿Y el General gasto todo el tiempo en la contemplación, o qué?

NANNA.—No, sino que metiendo el pincel a la monjita en el tarrito del color luego de humedecerlo con saliva, la hacía retorcerse como las que tienen mal de madre o dolores de alumbramiento. Y para que el clavo estuviese más firme en su agujero, con la mano llamo tras si a un frailecillo, que, bajándole las bragas hasta el suelo, puso la lavativa visibilium y se la metió a Su Reverencia, la cual tenía los ojos fijos en los otros dos jóvenes, que, luego de haber acomodado suave y holgadamente en la cama a dos monjas, les cuajaban la salsa en los morteros. Con todo esto se desesperaba la cuarta hermanita (la cual, por ser algo bisoña y oscura de carnes, era rechazada de todos) y, al fin, llenando el Bernardo de cristal (Consolador) con el agua caliente que había allí para lavar las manos al señor, se sentó en un cojín y, apoyando los pies en el muro, empujo el báculo pastoral y se lo introdujo en el cuerpo como se introduce la espada en la vaina. Y yo, excitada por su placer, restregábame el chisme con la mano, como los gatos en enero se restriegan en los tejados el culo.

ANTONIA.—¿Y en que paró aquello?

NANNA.—Después de menearse y más menearse durante media hora, mandó el General: «Ahora obremos todos a un tiempo; y tu, pichón mío, bésame, y tu también, mi alma». Y poniendo una mano en la breva de la angelita y acariciando con la otra las manzanas del angelón, besando ya a él, ya a ella, ponía el mismo gesto que en el Belvedere pone aquella estatua de mármol a la que asesinan en medio de sus hijos. Por fin, las monjas yacentes en el lecho, y los jovencitos, y el General y aquella otra a quien este montaba, y el frailecito que le montaba a él, y también la del nabo de Murano, se pusieron de acuerdo para obrar a un tiempo, como se acuerdan los cantores, o los herreros al martillear; y, atentos todos a concluir, se oía un «¡ay, ay!», un «abrázame», un «dame tu dulce lengua», «dámela», «tómala», «aprieta», «espera», «sigue», «estrújame», «ayúdame»; y unos hablando con voz sumisa y otros maullando descompuestos, se parecían a los del la-sol-fa-mi-re-do; ponían los ojos en blanco, jadeaban, se movían y se revolvían de tal modo, que los bancos, las áreas, las tablas del lecho, los escabeles y las casullas se resentían como las casas con los terremotos.



Me llama mucho la atención que en la literatura medieval y renacentista, el sexo oral es inexistente (al menos yo nunca lo he visto) no sé exactamente porqué, pero acepto opiniones.

Si yo tuviera que recomendar el libro, recomendaría los dos primeros diálogos, con atención en el primero. En cuanto a los sonetos, yo recomiendo la versión que tiene los grabados de Waldeck, y que yo no he podido comprar por ser absurdamente costoso.











Perversógrafo: Tenemos sexo vaginal y anal, homosexualidad masculina y femenina, masturbación, orgías y consoladores. Anticlericalismo y sacrilegio.

2 comentarios:

  1. Como dijo D. Francisco de Quevedo:
    "Tapón has de poner allí donde la espalda pierde su honesto nombre, salvo si quieres gozallo....tapón has de sacallo"

    Me he reñido mucho con los sonetos de este autor para mi desconocido hasta hoy.

    Saludos

    Max

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  2. No conocía de Quevedo ese en especial, deja lo busco..... Sabes cuál es el título?

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