martes, 8 de febrero de 2011

Loto Dorado, las mujeres de Hsi Men, Anónimo

Aquí tenemos un libro extraordinario, se trata de una obra bien escrita, una verdadera novela erótica con todos los elementos del género: buen ritmo, interesante, buena trama, suspenso. ¿Qué la hace especial? el simple hecho de que es una verdadera novela, con personajes creíbles y una trama interesante. Los elementos mágicos o mitológicos, tan comunes en los relatos chinos de la época, están tan acotados que no le quitan el aire realista a la narración.


Eso y es que la obra fue escrita en 1610, es una novela contemporánea al Quijote, escrita en tiempos de la China medieval, pero que bien pudiera pasar por una novela moderna ambientada en esa época.


Loto Dorado es una mujer de hermosura excepcional, casada con un modesto vendedor de pasteles que es feo, deforme y enano. Loto Dorado es una mujer lasciva, quien se ha casado para poder tener acceso al maestro de su esposo y cubrir las apariencias sociales.


Su esposo tiene un hermano que es todo perfección; alto, robusto y bello que mata tigres en la montaña con la fuerza de su maza y que sirve en una compañía del ejército. Este hermano es algo lento para entender las insinuaciones de su cuñada, pero cuando descubre que el deseo de ella era serio, se resiste a la seducción y se va, pero no sin antes advertir a su hermano que cuide a su mujer si no quiere que se le vaya con otro.


Aparentemente, el pobre vendedor de pasteles llevaba una relación de sumisión con ella, hay una escena muy interesante donde ella se desnuda ante él para excitarlo, lo patea y sólo le permite masturbarse en su ropa.


Loto Dorado se despojó de sus enaguas y quedó de pie con sus crujientes pantalones escarlata, parecida a un joven y hermoso príncipe. La longitud de sus piernas adorables y la curva voluptuosa de sus caderas eran una agonía para Wu Ta, quien soltó su miserable lombriz ciega para doblar las enaguas y, al arrodillarse, osó besar el pie perfecto de Loto Dorado. Con instantáneo enojo, ella le disparó una patada en el rostro oculto, y así él obtuvo la diez mil veces dichosa bendición de soportar la presión negligente de su zapatilla de raso.
—¡Sapo! Tienes prohibido tocar.
Wu Ta tanteó débilmente en busca de su trompa de elefante, que goteaba y untaba sus muslos temblorosos.
—Ahora los pantalones —rogó, jadeante, hechizado, batiendo palmas como un niño.
—No para ti, vil cucaracha, hormiga que se arrastra en mi umbral, sino para mi cuñado, para un cazador de tigres.
—Los pantalones... —repitió él.
Y su voz se diluía como el sonido de la campana del templo.
—Toma —cedió ella.
Los pantalones desabrochados cayeron sobre la cara levantada de Wu Ta, quien aspiró la maravillosa fragancia de la mujer casi ahogándose con la intensidad del goce. Loto Dorado reveló otras dos colinas de placer y, entre sus carnosos y áureos contornos, el hilo tenue de su precioso orificio. Poder morderlas y comer de su delicioso contenido, era un sueño que no se atrevía a soñar, una visión que temía conjurar. Entre aquellos muslos estaba el cielo supremo, el hogar definitivo en torno al cual vagaban todos sus inquietos pensamientos y humildes deseos.

Un día, estando fuera de su casa, se topa por accidente con el acaudalado Hsi Men, quien de inmediato queda prendado de ella (y de todas, si era bien cochino el bato) Al lado de la casa de Loto Dorado, estaba una casa del té, a donde llega Hsi Men a pedir consejo. La vecina le ofrece servir de alcahueta para que la pueda conquistar; le dice que una mujer tan bella necesita para ser conquistada:  juventud, dinero, tiempo, belleza, suavidad y una buena verga.

Total, comienzan a verse, primero en la casa de té y luego en casa de ella; la chismosa vecina les servía de vigía, informante y tapadera. Obviamente todo el pueblo se da cuenta de los cuernos del enano, pero nadie se atreve a decirle nada, hasta que un amigo le informa en una borrachera.


Así descubre a su mujer; Hsi Men huye después de darle un mal golpe de una manera cobarde. Como le temen, deciden deshacerse del marido. Le ofrecen una medicina que en realidad es arsénico; el pobre marido muere de una manera muy, muy cruel.

Para librarse del castigo, sobornan a la autoridad y el asunto queda resuelto, Loto Dorado será libre después del período de duelo. 


Hsi Men abandona a Loto durante un mes, tomando una cuarta esposa, ella está desesperada e histérica de deseo y arma una escena de celos. Casi para acabar los 100 días de duelo, el hermanote anuncia que llegará de visita.



Loto Dorado es una experta en el arte de la alcoba, como lo muestran sus conocimientos de complicadas técnicas sexuales. Durante el funeral de su esposo, ella se la pasa encamada con Hsi Men, interrumpiendo los ritos budistas para apaciguar el fantasma del marido muerto, comiendo y bebiendo con los monjes, y excitándolos, por lo que se supone que el muerto no tendrá paz.


Ambos estuvieron de acuerdo en empezar sus placeres por la Recompensa del Guerrero Muerto. Hacía años que Hsi Men no se había atrevido a confiar en una mujer para esta delicada diversión, distinguiendo bien entre el drama serio y la farsa, el prestidigitador y el bufón: es bien sabido que si un niño encuentra agria la primera ciruela que come, no llegará nunca a descubrir la dulzura de la fruta en sazón.
Como se acostumbra, Hsi Men, acostado sobre la pálida seda del lecho, controló su relajado diafragma para que ningún aire de vida entrara ni saliera de sus pulmones. Su cuerpo estaba rígido como bambú cubierto de laca. Loto Dorado, se arrastraba llorando sobre el cuerpo inerte de su amante, mientras le quitaba sus ropas de seda; sus dedos expertos volaban entre botones y cierres hasta que Hsi Men quedo yacente, desnudo y pálido, bajo la angustiada actividad de la mujer, que apretaba sus carnosos labios de durazno contra el corazón masculino y hundía su boca en la curva del cuello varonil. Ni el más leve latido contestaba a aquella pasión; la boca del guerrero estaba cerrada en una fina línea de final absoluto.
Loto Dorado se arrancó su bata azul pavorreal y después, siguiendo con sus lamentos según el procedimiento adecuado, quitose su enagua amarillo jazmín. Cuando se hubo librado de su última prenda —los ceñidos pantalones de satén negro— sentose sobre el pecho del guerrero muerto oprimiéndolo con sus firmes nalgas de rayo de luna, luego se levantó de pronto, pero Hsi Men no dejó precipitarse el aire en sus anchos pulmones; recordaba muy bien la disciplina del guerrero muerto; en su papel inmóvil, era la perfección misma.
Con un sollozo que partía el corazón, Loto Dorado volvió a sentarse suavemente sobre el pecho, se dobló y extendió su cuerpo de modo que sus muslos rozasen la cara de Hsi Men y su cabeza de pajarito descansó sobre el liso y musculoso vientre, acatando el magnífico sable que se erguía ante sus ojos. La lengua de Loto Dorado era perversa y segura como un camaleón atormentado por las moscas; asaetaba la cabeza de la orgullosa serpiente que se erguía en solemne rigidez; su boca de lirio, tierna e inteligente, chupaba ruidosamente.


Apresuran las cosas y él la toma como quinta esposa. Cuando el hermano vuelve, invoca los rezos que traerían paz al hermano muerto, el fantasma aparece brevemente para pedirle venganza; él llora y manda hacer el ritual correcto, con lo que al fin el fantasma descansa.


Pone una denuncia de homicidio, pero no puede competir con los sobornos de Hsi Men, trata de tomar venganza por su propia mano, pero es arrestado y desterrado a la frontera.


Mucho del libro habla de las trapicerías domésticas de tantas mujeres juntas en un gineceo, y de cómo Hsi Men era lascivo, no contento con el viejerío que tenía en casa, andaba frecuentemente de borracheras, de putas o conquistando vírgenes para hacerlas sus amantes de turno.


Por despecho Loto Dorado comienza a serle infiel con un joven jardinero voyeurista, con quien tiene relaciones de una naturaleza distinta que con su esposo. Un hecho interesante del libro es que las personas se comportan distinto en la cama dependiendo de con quién estén, mostrando claramente los estatus sociales y la diferencia de prácticas de acuerdo a las circunstancias.

Cuando Hsi Men se da cuenta de la infidelidad, enfurece, azota, tortura, domina. Es implecable en su maldad (En China dirían que su energía es muy elevada, en occidente diríamos que tiene unos huevitos muy azules).

Pronto ya lo tenemos de vuelta cogiéndose a la vecina, Ping, esposa de su mejor amigo, Hua. La vecina se enamora de él, al grado de confiarle que ha obtenido de su tío un gran tesoro, que en lugar de repartirlo a sus cuñados lo ha guardado para sí. Hua se ve envuelto en pleitos legales por la herencia del tío, pierde todo su partimonio y cae en la miseria. Hsi Men roba el tesoro a Ping y la abandona viuda y pobre.

Ping en su desesperación se casa con un desagradable doctor, un sumiso que la idolatra, ella lo desprecia, pero lo ayuda a que abra su consultorio. Cuando vuelve Hsi Men se enoja de la "infidelidad", así que manda robar, golpear y encarcelar al doctor. Se casa con Ping sólo para maltratarla y hacerla infeliz. Ella intenta suicidarse en varias ocasiones, pero ni así es menos odiada, Hsi Men la tortura y la flegela, con gran placer de ambos (¿? hay gente pa to')

Una cosa muy curiosa es que al contrario de lo que podemos suponer del arte erótico Ming, el sexo se debía restringir a la alcoba, era muy indecente mostrar el acto sexual en público, hacerlo era incorrecto (y erótico). Los pies y los zapatos son el factor que despierta el deseo.


A la vista de Loto Dorado la sangre de Hsi Men se puso a hervir. Se despojó apresuradamente del resto de sus ropas y fue a sentarse en uno de los taburetes de porcelana. De pronto se le ocurrió la idea peculiar de atar los pies de Loto Dorado, por medio de las vendas que los cubrían, a los dos postes de la entrada posterior de la glorieta. Amarró un pie a cada poste, a cierta distancia del suelo, de modo que sus piernas quedaron muy abiertas y los labios de su silla de amor plenamente al descubierto. Como un dragón que retrocede con las patas delanteras levantadas, así yacía ella y tuvo que sufrir el furioso ataque amoroso de Hsi Men.
El hombre se arrodilló, abrió bien el orificio de la mujer y colocó sus labios entre las rosadas y húmedas superficies. Chupando y lamiendo la sabrosa carne, extendió sus brazos desde la entrepierna, por encima del bien moldeado vientre, asió dentro de sus manos los pechos estremecidos de la mujer y frotó los coralinos pezones hasta que se pusieron duros. Loto Dorado se retorcía y temblaba de placer. Era como si mil agujas estuvieran tatuando levemente su orificio.
Loto Dorado agarró la cabeza de Hsi Men y enredó sus dedos enloquecidos entre los espesos rizos. Sus tobillos tiraban de las vendas que los amarraban a los postes y los músculos de sus muslos se flexionaban y contraían de modo que su bolsa de amor se agitaba y chupaba los atareados labios de Hsi Men como nunca lo había hecho antes. Todo pataleo quedaba reducido; los impulsos sensuales que normalmente bajaban por sus muslos y se desahogaban en la agitación de sus pies liliales, volvían a la fuente de donde provenían: el velloso fruto de amor cuyo contenido rielante crujía, abierto por la boca ferviente de Hsi Men.
Mientras Hsi Men sentía aquellas entrañas jugosas hincharse y manar su savia femenina, Loto Dorado reclamó con un grito ronco su nervudo miembro.
Incorporándose y moviendo hacia adelante su cuerpo musculoso, Hsi Men pegó sus labios húmedos sobre la boca ardiente de Loto Dorado, con lo que ahogó los gritos y, mientras ella metía la lengua entre sus dientes, él introducía su latiente pilar en el vórtice palpitante de la mujer.

Después seduce a la esposa de uno de sus trabajadores, a él parece no importarle, así que ambos disfrutan de los regalos de su mecenas.

Loto Dorado trata desesperadamente de embarazarse, Hsi Men no ha tenido hijos con ninguna de sus esposas, por lo que escalaría en el cariño de él si lograra un embarazo. De pronto la ruina: Ping se  embaraza. El dolor y los celos no tienen límites. Hsi Men está loco de contento con el niño y se hace muy cercano a Ping.

Un día el gato de Loto ataca al bebé, le causa graves heridas. Ping enloquece de preocupación, en sueños se le aparece el fantasma de Hua y le dice que tomará venganza contra ellos. El niño muere; Ping muere de dolor,  Hsi Men se vuelve impotente.

Desesperado, Hsi Men busca un remedio; no se puede resignar a perder su vigor sexual. Un monje le da unas píldoras como reconstituyente, advirtiéndole que nunca tome más de una. En una frenética carrera sexual, Hsi Men toma una píldora y de cepilla a la esposa de su gerente hasta por debajo de la lengua; la deja sangrante, rosada, inundada de esperma y desmayada. Su cornudo marido termina la faena.

Se toma 5 pídoras más y sigue con una orgía donde se cepillaba todo lo que se moviera. Al final, había tomado todas las pastillas, y seguía en su frenesí con las esposas. Al otro día el doctor lo revisaba: Tenía los testículos inflamados y secos, la energía nerviosa agotada y un faltante de energía en el cerebro.

Hsi Men había muerto.

Una cosa novedosa de la historia es que uno espera que el personaje muera por la venganza de alguien a quien ha hecho el mal; que muera de una borrachera o por un castigo divino por su intemperancia, por los sacrilegios. Por la pérdida de Yang. Pero no, muere de una sobredosis, de causas fisiológicas.

Definitivamente es una novela moderna de gran belleza. Al mismo tiempo es una novela erótica muy sensual.


Apreciado lector: la lascivia tiene también sus límites y los recursos de la virilidad no son inagotables. Cuando se acaba el aceite, la lámpara se apaga, y cuando no queda médula en el espinazo el hombre muere.








Perversógrafo: Sexo vaginal, oral, masturbación, infidelidad, fetichismo de pies, sumisión, dominación, deformidad, seducción, flagelación, exhibicionismo, voyeurismo, asesinato, afrodisiacos, poligamia, asfixia erótica, necrofilia (fingida), cunilinguo, sacrilegio, celos, prostitución, venganza, trio, lesbianismo, tortura, sadismo, masoquismo, bondage, como se llame meter dedos y cepillos en el culo, sexo con desmayadas y cuernos consentidos.


Ediciones que he encontrado:
Loto Dorado: Hsi Men y sus esposas
Anónimo
Biblioteca del erotismo 19
Libros y publicaciones periódicas
1984
ISBN: 847591022X




Loto Dorado: Hsi Men y sus mujeres
Anónimo
Imprenta Loren
1970
204 pags


Loto Dorado, las mujeres de Hsi Men
Anónimo
Trad. María Antonieta Trueba
Baal Editores
México 1961
141 pags.


PD.- Apenas terminé ésta entrada y ya es inexacta, en breve explico la razón.

2 comentarios:

  1. Roverto Raviola "Magnun" un dibujante de comic , "monero", me parece que los llamais por allí, ya muerto, le recuerdo una versión por capítulos que publicaron hace mucho en España, una joyita

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  2. Así es Anarkasis, hay un cómic erótico de Magnus (le 110 pillole, las 110 píldoras) basado muy superficialmente en los últimos capítulos de éste libro.

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