Con una prosa dura y difícil, "Die Ausgesperrten" fue publicado en 1980, a partir de una radionovela y basado en una historia real. Elfriede Jenilek, premio Nobel de literatura en 2004, nos muestra la otra cara del milagro económico de la Viena de la posguerra; la de todos aquellos atrapados entre dos concepciones del mundo, en transición al capitalismo y sin esperanzas de alcanzar ese milagro.
Reiner y Anna son dos gemelos hijos de un ex-militar Nazi, ambos son inteligentes, virtuosos de la literatura y la música, antisociales, anarquistas, existencialistas y profundamente resentidos contra todos. A sus 18 años, Anna busca el amor a pesar de sentir un odio profundo por todo el mundo, y Reiner busca salir de la mediocridad en la que vive, trascender de alguna manera. Por su inteligencia y frialdad, es el lider de un grupo de anarquistas. En realidad ellos son existencialistas porque son pobres, pero como clasemedieros emergentes, aspiran a ascender en la escala social.
Hans, de casi 20 años, es un obrero electricista que lucha por ganarse la vida junto a una madre viuda. Hans es un soñador, y es el único del grupo que se esfuerza por hacer algo para salir de la mierda en la que viven, aunque tampoco tiene futuro. Hans viene siendo para Rainer el músculo del grupo, el que golpea a las víctimas a cambio de algunas monedas y regalos. Para las chicas, Hans es el ideal de quien enamorarse. Hans está en la transición de salirse de las juventudes socialistas, pero tampoco cree en Rainer, lo sigue porque tiene afanes de cultura.
Sophie es la rubia tonta y rica, que todo lo tiene excepto la atención de sus padres. Se une al grupo anarquista para causar el descontento de su familia. De algún modo Sophie quere pasar por desadaptada social sin renunciar a sus facilidades económicas.
Así comienza el relato: jóvenes anarquistas golpeando y robando para mostrar su desacuerdo con la sociedad en que viven, incapaces de reconocer que su motivación es el dinero que roban a sus víctimas. El relato da vueltas por el entorno: casas sucias y horribles que nadie querría limpiar (y nadie lo hace), vecindarios apestosos y hacinados, muebles destartalados, familias horribles donde hay golpes y maltratos debido al cansancio, autobuses atestados de trabajadores sudados.
Pasados horribles de guerra, muerte, hambre y pobreza. Presentes horribles de exclusión social, miseria, abandono parental y cambio generacional. ¿Futuros?......no. Rainer acaricia la idea de cometer un atentado, algo para llamar la atención y salir de la mediocridad que le envuelve. La pandilla está hecha para eso, Anna es el odio, Sophie es el soporte económico (¿alimenticio?), Hans es el músculo.
La familia de los gemelos es bastante disfuncional: el padre está pensionado por invalidez, pero maltrata a la madre física, mental y sexualmente, bajo la apariencia de ser un virtuoso de la fotografía:
El padre tenía una visión perfeccionista de su hobby. ¡Quítate la ropa Margarethe, vamos a hacer unos desnudos! ¿Desnudarse otra vez? Siempre se te ocurre justo cuando estoy limpiando la casa. ¿Quién sino yo mantiene a esta familia?, pregunta el señor Witkowski, que soy pensionista de día y portero de noche. Después de mi lesión, lo único que me alegra la vida es mi hobby, la pornofotografía. Para la gente madura no existe la pornografía, sólo para aquellos que tienen que ser manipulados y puesto que mis hijos no me secundan en mis aficiones, tendrás que hacerlo tú, Margarethe. Y ahora, rápido que la máquina está esperando a ser disparada.
¿No me puedes fotografiar vestida como lo hacen otras personas? No, eso puede hacerlo cualquier fotógrafo de pacotilla. Además yo le saco partido doble a las fotos, primero cuando las hago y luego cuando las someto a juicio crítico. Los pasos intermedios de revelado y ampliación también me divierten. En el arte siempre hay que pensar en el resultado final. También entra en la foto tu autodominio. Él talento de un artista se ve, entre otras cosas, en el fondo llameante de sus ojos.
Entonces, manos a la obra: un ama de casa, que se está arreglando en la cocina, es sorprendida por un extraño. Intenta cubrirse pero a su alcance sólo encuentra objetos inapropiados, por ejemplo, un trapo de cocina. Este no le tapa, gracias a Dios, ni lo más importante. Y lo importante es lo que interesa. Como además la mujer es algo patosa, se tapa lo que no tiene que taparse, dejando al descubierto lo otro. Vamos Margarethe, tú puedes.
Pero imbécil, ahora te has dejado en la sombra lo más importante, el coño. ¡Si lo estoy haciendo igual que la última vez! Eso es lo que está mal tienes que hacerlo cada vez de otra manera para que se produzca un efecto artístico original. Tú déjalo en mis manos, ¿quién es aquí el especialista? Tú, Otto. Bueno, pues entonces.
La madre, que había conocido días mejores (como esposa de un oficial de las SS) ahora convertida en la mujer de un artista, se esfuerza enormemente en lograr la perfección pero no hace más que empeorarlo todo.
Tienes que adoptar una expresión de miedo. Vencer obstáculos siempre es excitante. En la guerra yo tuve que vencer muchos y liquidar a mucha gente yo sólito. Hoy me tengo que fastidiar con mi pierna, pero en aquellos tiempos las mujeres se me tiraban al cuello por el encanto del uniforme. ¡Era tan elegante! Todavía recuerdo que en ciertos pueblos polacos la sangre nos calaba las botas. Adelante la cadera, idiota, ¿dónde has vuelto a poner la almeja? Ahí la tienes.
La madre tararea una melancólica canción de Koschat acerca de un banco de abedul. Está pensando en un campo de trigo y en un paseo al aire libre, cosas que difícilmente se le pueden insinuar a un cojo, ya de entrada porque puede destrozarle a uno la disposición de ánimo. El padre piensa en el campo del honor en el que no ha sabido mantenerse y para contrarrestarlo se ocupa de la educación familiar, para que la cerda de su mujer no se la pegue con hombres sanos. No se la puede vigilar constantemente, y ¿qué es lo que hace cuando va a la tienda del panadero?
La señora Witkowski dice que de vez en cuando es necesario respirar aire puro. Aire puro te voy a dar yo a ti, contesta el señor Witkowski mientras le lanza un objeto contundente contra el hombro que la hace estremecer. Me va a salir otro cardenal. Cállate, puta. Tampoco exijo tanto. ¡A que te doy con las muletas! Antiguamente me hubiera abalanzado contra ti, cosa que ahora ya no puedo hacer porque un cojo no puede abalanzarse sobre nadie (le costaría demasiado trabajo volver a levantarse). Es como el pez, que a pesar de no tener columna vertebral, nada con gracia y elegancia. Por eso soy un excelente fotógrafo. ¡Y ahora espatárrate!
Mi ojo clínico acaba de advertir que no te has lavado el pelo como te lo ordené. Tengo que lograr una calidad sedosa, no de estropajo desgreñado. Llevas mucho tiempo obstaculizando el camino de realización personal que he encontrado en la fotografía de desnudos. Me gustaría romperte el cráneo cada vez que te resistes a acompañarme en mis excursiones al reino de la fotografía. Pero si yo no me resisto, Otto.
El padre, bajo un halo de normalidad, es un ser enfermo y violento, que "hereda" su violencia a sus hijos, quienes a su vez la reflejan en odio, ensoñaciones o indiferencia.
Llega un momento en que Anna se enamora de Hans, mientras Rainer sueña que él y Sophie son novios. En realidad es más cercana la relación de Hans y Sophie, aunque ella sea una perra que sólo lo calienta y lo usa. Así, entre el abandono y desprecio de Hans por Anna y "el corte" de Sophie al despreciar a Rainer por inmaduro, el grupo comienza a desintegrarse.
Sophie les propone poner una bomba en la escuela a la que asisten, a lo que Rainer se niega, externamente alega que pondría en riesgo su exámen, aunque internamente la realidad es que la mediocridad lo ha alcanzado.
Sophie pone la bomba con ayuda de Hans. Nada sucede. Rainer ve destruidos sus sueños de amor, prosperidad y éxito. Ante el enamoramiento de la hermana, decide arreglar el asunto con ayuda de una pistola, un hacha y una bayoneta, con la que destroza a su familia.
Nunca había leido una descripción tan cruda de la violencia, y es que al contrario de los otros libros de la serie, ésta bien pudo ser una historia real.
La insatisfacción y falta de oportunidades, da por resultado una violenta frustración en las mentes inmaduras.
Lo que el libro nos dice es que la violencia puede ser usada como un grito de los olvidados contra esa sociedad que los aplasta. Para estas personas el sexo es, cuando mucho, una función corporal para aliviar la tensión (mediante el acto sexual o la agresión)
Anna se quita las bragas y da instrucciones acerca de la postura a adoptar. Y ahora se le ha arrugado, eso era de prever, lo que nos faltaba. El miedo y la excitación pueden dar al traste con un ser inmaduro. ¿Qué? ¿Encima me toca hacer eso? Por fin, por sin sucede algo, algo se hincha y se mueve, acompañado de la palidez y rubor alternativos de Gerhard. En los primeros intentos se derrumba como un castillo de naipes. Anna observa con interés las manipulaciones en el miembro de Gerhard y juguetea con el condón. Bueno, ¿funciona o no funciona? Por fin. Nada más ver su glande rojo y puntiagudo, piensa, no, mejor lo dejo, si es que es repugnante, todavía está por ver si lo voy a resistir, pero la duda se resuelve afirmativamente, porque debajo de las sacudidas y fricciones desesperadas de este inepto, se levanta algo parecido a un periscopio que registra todo lo que le rodea y advierte que se encuentran en una asquerosa cabina, cuya pintura verde oliva se está descascarillando, y que en semejante ambiente nunca se podría desarrollar un amor y mucho menos hoy. Hace tiempo que está enamorado de Anna, pero no le sirve de nada.
Lo prometido es deuda, y ella se acuesta delante de un ser al que el éxtasis ha llevado al paroxismo, está fuera de sí, al fin ha llegado el ansiado día, viva, viva. Después se lo contará a algunos de sus compañeros con todo lujo de detalles. El recuerdo tiende a agigantar las cosas, sienta tan bien, tan bien, podría aguantarlo a diario sin problemas, lástima que no pueda hacerlo todos los días. Desgraciadamente, hay que esperar a ser más maduro, aunque ahora me siento muy maduro, Anna, conejito mío. El ser humano lo necesita y yo más que nadie porque estoy muy dotado sexualmente, te quiero, te quiero, aaay, Anna, ahora, ahora. Espera, no te vayas, mejor quédate para siempre, pronto estudiaré medicina. Cierra el pico, no berrees tanto, no ves que te pueden oír. ¿No te puedes correr en silencio? Ay, Anna, por favor sigue, no te pares ahora, es gigantesco, si me corro ahora nadie habrá experimentado lo que estoy experimentando, porque soy el más fuerte de todos. Eres tan guapa y tienes un tipo tan bonito, y eres tan esbelta, yo también voy a adelgazar, ya lo verás, lo hago por ti, para que hagamos buena pareja, lo que nos está ocurriendo ahora no se ha visto jamás, Anna, ratita mía. Lo de hoy está a la orden del día, imbécil. Despojo, eyacula ya, la señorita Kraftmann se dará cuenta de que llevamos mucho rato fuera. Siento como si mi interior se volcara hacia fuera, Anna, mi amor, porque, sin duda alguna, eso es lo que eres a partir de este momento, te quiero, te quiero. Tuyo es mi corazón. Échalo ya, que me largo. Y en este preciso instante le sobreviene poderosamente, gritando como un cerdo degollado. ¡Si esto no lo ha oído nadie, ya me dirás!
Anna recorre su cara desencajada con la mirada, dominando una vez más las ganas de vomitar que logra reprimir en el último momento. Eso si que estaría bien, echarle una vomitona al baboso este.
A partir de ahora ya no nos vamos a separar, ¿verdad Anna? Ahora eres mi novia ante toda la clase, mía y solamente mía.
¡Vete a la mierda! por fin, ¿siempre eres tan lento?
"Naranja mecánica" y "Los excluidos", dos obras prácticamente iguales en su contenido, tienen mensajes exactamente opuestos: La primera nos dice que la violencia es una decisión y que el sexo es un acto egoísta y festivo que surge de la conscupiscencia; la segunda nos dice que la violencia es un escape ante la impotencia y la mediocridad y que el sexo se vive como una obligación rutinaria y triste.
Perversógrafo: Sexo vaginal, lugares publicos, froterismos, dominacion, sumision, voyeurismo, masturbación, sadismo, flagelación
Los Excluidos
Jelinek Elfriede
2005
Grijalbo
ISBN: 8439712154
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