Soneto XV
fíjese el hombre que al clavar le duele
Ser perturbado en tan dulce empresa,
en este que en tal trance no le pesa
llevársela jodiendo a donde quiere
Y estudiarlo la pena no merece.
Conocer verbigracia la manera
de hacerlo bien, verás que nada cuesta:
Joder puede quien ama y se enardece.
Mira cómo la alza con los brazos,
Las piernas ella enlaza en los ijares,
En dulce goce al borde del desmayo.
Ya nada los perturba, aunque se cansen:
Y de tal modo el juego es arrebato
que se encienden jodiendo y se deshacen.
Mas aún firmes y audaces,
juntos jadean de placer sedientos
y mientras dure, estarán contentos.
Soneto XVI
-Tú, con mis piernas al cuello, en el culo
la picha me has metido: ¡rompe, rasga!
Estoy en el suelo, fuera de la cama.
¡Oh, qué amargo placer, placer rotundo!
Devuélveme al lecho, porque así me hundo
y moriré con la cabeza gacha.
El dolor de parir, penar que pasa.
¡A qué extremo me lleva amor tan crudo!
-¿Qué me piensas hacer?- Lo que tú quieras
-Dame la lengua entonces, alma mía.
-Asaz pide quien sirve bien y espera.
-La crica un poco de placer ansía,
porque entre el culo y ella la paz sea.
¡Entra amigo, que no escape la picha!
Muerta por cierto estaría,
si tardabas en darme alivio abondo,
mi bien, mi corazón y mi tesoro.
En el Toscanini, el documento más antiguo con los sonetos del Aretino, los sonetos XV y XVI son los que se muestran arriba, pero según la tradición, originalmente los sonetos XV y XVI serían los siguientes:
Soneto XV
Al niño teta, y teta a tu fruta;
A un tiempo, da la leche y la recibe,
y tres dentro de la cama se percibe:
cada uno a su gusto su papel disfruta.
¿Tuviste acaso una cojida en esta forma,
no es de las mejores que has tenido?
En esta cojida más contento tomas,
Que un villano que come lo querido.
- Es verdad muy dulce el tal roce,
Coje el reverendo y coje el divo;
y como yo, tiene la abadesa goce;
Y si me toca en tu coño hacer el vivo
a tu bello carajo duro estar en pose,
yo siento un placer superlativo.
Y si a ti mi buen carajo esquivo,
en la dulce cogida, el coño te funde,
aguanta un mes, y del gusto en él te hundes.
Soneto XVI
-No llores, nene mío, tenla quieta,
tu métemela toda sin cuidado,
dame también la lengua, bien amado,
y avívame el hornillo con tu teta.
-Puesto que así lo quieres loca, sea,
anda, vuélvete del otro lado.
-Cuando me digas qué hacer de grado
pero, duérmete niño. Que más sea.
Mecer, cantar, coger, que maravilla
son tres cosas que a un tiempo ejecuto
cual si fuese la cosa más sencilla.
Esto es aprovechar las ocasiones
una mano en mi pipa, el pie en la cuna,
la otra acariciando los cojones.
¡Pero no te retires que me viene!
-Es que te haré otra tripa de seguro.
-Aunque me hagas cuarenta, ¡reviene!
me encantan estos hermosos sonetos,son claros y rotundos,lleno de lujuria y erotismo, entonces en esas epocas la censura no debia existir!!muy buenosQQ
ResponderEliminarSí, son una maravilla; sobrevivientes de una dura censura.
ResponderEliminarAunque yo tengo para mí que el Aretino era un provocador, y sus sonetos son más una bravuconada que una muestra erótica, pero de que son eróticos, lo son.