martes, 29 de marzo de 2011

Poema de la almohada y otras historias de Gian Carlo Calza

Aquí tenemos un libro magnífico. Casi no tiene textos, está formado en un 95% por imágenes eróticas y la traducción de los textos en japonés no se incluye; pero no deja de ser un libro estupendo.

Se trata de un libro de arte, con una recopilación de las obras "shunga" más importantes de los artistas japoneses del "ukiyo-e" de los siglos XVII al XIX.

El arte japonés puede parecer poco estético e incluso grotesco a los ojos occidentales. Los cánones de belleza artística en Japón difieren de los occidentales, pero tienen pocas reglas básicas y son fáciles de aprender. Entrenando el ojo se nos puede revelar una nueva forma de belleza que no habíamos observado.

La palabra "shunga" significa "imágenes de primavera", siendo "primavera" un eufemismo para el acto sexual, "shunga" es el nombre frecuentemente usado para los grabados japoneses de naturaleza erótica.

En el período Edo del Japón, las clases medias podían darse el lujo de adquirir libros de grabados eróticos, eran grabados hechos con planchas de madera de cerezo sobre papel o seda, tantas planchas como número de tintas tuviera la imagen. Eran costosos, pero no tanto como un artículo artesanal, al ser en realidad impresos en pequeños tirajes.

En aquel entonces las almohadas solían ser cajas de madera con un compartimiento donde guardar artículos personales, de allí el nombre de "libros de la almohada". Estos libros eran usados para estimular la libido, o para instruir a los recién casados. En el Japón tradicional, el acto sexual está exento de culpas y vergüenzas, por lo que tiene un caracter más lúdico.

En estas obras son frecuentes las escenas que representan cortesanas con sus clientes (un atado de papel para limpiarse es la referencia más simple para identificarlas), aunque se encuentran imágenes de sexo homosexual, zoofilia, de dioses acoplándose sexualmente o de seres francamente surrealistas.

Los grabados más antiguos nos recuerdan las imágenes de los textos taoístas chinos; textos que seguramente dieron inicio a éste arte. Con el tiempo las imágenes van siendo más bellas, con ese aire japonés clásico que las distingue:

Si observamos las dos imágenes, en la primera veremos más espacios sin tintas, los textos escritos sin demasiado cuidado, y aunque los kimonos son más elegantes según la moda del temprano período Edo, la composición no se compara con la segunda imágen.

Esto es porque en el período de madurez del ukiyo-e (arte del mundo flotante), las imágenes llegan hasta el borde de la estampa, o incluso salen de ella. Las mujeres tienen bellos rostros, o mejor aún, están ocultos; un recurso en el arte japonés, donde lo que no se ve es más importante que lo que se muestra; donde la imaginación es más importante que la belleza artística.

En Japón, los baños eran públicos y mixtos y las mujeres podían llevar los senos al aire si amamantaban o tenían calor; así, la desnudez no es erótica; el refinamiento en las imágenes viene con los vestidos, mismos que nos indican la clase social de los participantes. Si hay muchos pañuelos arrugados o hay desorden en las ropas o en el peinado, eso nos habla de sexo apasionado, y es un recurso erótico.

En los grabados, podemos tener textos, normalmente diálogos de los amantes que le dan sentido a la imagen, pero frecuentemente hay poemas eróticos (a veces fragmentos solamente, por aquello de lo que no se ve...) o historias picantes que acompañaban la imagen.

Los senos de la mujer no suelen mostrarse como un elemento erótico, no al menos en los primeros siglos. Los senos eran vistos como un símbolo de maternidad.

Las vergas inmensas; los coños abiertos; el pelo púbico en desorden y los tintes rosados no están hechos para parecer grotescos, sino apenas para enfocar el interés visual del expectador. No hay que perder de vista que no eran libros de arte, sino obras eróticas para leer en solitario o en pareja.

Volviendo al libro, tenemos más de 350 imágenes eróticas  desde mediados del siglo XVII hasta finales del XIX. Artistas tan conocidos como Hokusai, Utamaro y Kumiyoshi entre otros muchos. No es un libro económico pero vale la pena el precio.

Lo mejor, en mi opinión, es que el formato es bueno; el color, el tamaño y la calidad del papel son muy adecuados.

El único "pero" que le pongo es que al menos en la sección dedicada a Hokusai, yo esperaba encontrarme esas estampas en tintas azules que son tan impactantes, o el proto-surrealismo del álbum "Dioses del Coito" que tanto me gustan....pero no se puede tener todo.














Poema de la almohada y otras historias
Gian Carlo Calza
Phaidon
2010
ISBN: 9780714859637
Año: 2010
464 pags.

(Con un abrazo para el pueblo japonés)

4 comentarios:

  1. Me encanta el arte shunga. Cierto que los hombres que ahí aparecen no me incentivan en exceso, tan ¿femeninos? Pero admiro las formas los colores y los temas -y su tratamiento-.

    No sabía que shunga significaba "imágenes de primavera", me viene fenomenal para un cuento que preparo. Beso y gracias por tu constancia y buen hacer.

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  2. Saludos desde México. De casualidad encontré tu blog.
    Yo investigo shunga desde hace unos años ya, y tengo un blog casi que exclusivamente dedicado a el: apetitosdelabuza.blogspot.com
    De hecho, encontré el tuyo preparando una reseña de este mismo libro que presentas aquí.
    Saludos

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  3. Oye, qué buen sitio tienes!

    De este libro me llaman la atención las tétricas estampas donde los amantes supuestamente se suicidan o donde un hombre tiene sexo con un esqueleto. Como el libro no incluye la traducción del japonés me intrigan mucho

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