jueves, 22 de marzo de 2012

Psychopathia sexualis de Richard Von Krafft-Ebing

Antes de Freud y sus teorías sobre el psicoanálisis, la psicología no existía como una ciencia; sin embargo hubo magníficos trabajos de investigación que en aquellos días le permitieron a la ciencia médica un acceso al estudio de casos de personas con "anomalías sexuales". Quizás en aquellos momentos no se entendía el origen de dichas "desviaciones sexuales", pero el solo hecho de documentarlo ya es una tarea de titanes.

El mejor ejemplo es "Psychopathia sexualis", un trabajo del forense y psiquiatra austriaco Richard Von Krafft-Ebing. Se trata de un tratado sexológico que intenta explicar el origen de las desviaciones sexuales de más de 250 casos que documentó, la mayor parte de primera mano. La primera edición vio la luz en 1886, en plena Europa Victoriana y de algún modo marcó la percepción de la sexualidad en el mundo occidental.

La intención original era servir de referencia a médicos y jueces, por lo que pudorosamente se esconden las prácticas sexuales en un latín muy culto, para evitar que fuera leída por aficionados.


Caso 76: fetichismo de pies y zapatos
(Dr. Pascal, Igiene dell’amore.) X., comerciante, de cuando en cuando, sobre todo cuando hacía mal tiempo, le acometía el siguiente deseo: se ponía al habla con una prostituta cualquiera y le pedía que le acompañara a una zapatería, donde le compraba el par de botines de charol más hermoso que hubiera, con la condición de que se los calzara inmediatamente. Tras esto, la mencionada tenía que pisar cuantos excrementos y charcos encontrara por la calle para ensuciar las botas lo más posible. Una vez hecho esto, X. llevaba a esa persona a un hotel. Apenas entraban a la habitación, se arrojaba a sus pies y experimentaba un placer extraordinario restregando los labios por ellos. Una vez limpias las botas por tal procedimiento, entregaba un dinero y seguía su camino.


Caso 96: fetichismo de obesidad
Un caballero con considerables problemas me consultó a causa de una impotencia que le empujaba prácticamente a la desesperación.
De soltero su fetiche eran las mujeres de generosas formas. Se casó con una dama de la complexión correspondiente y fue perfectamente potente y feliz con ella. Al cabo de unos meses, la dama enfermó gravemente y adelgazó mucho. Un día que quiso cumplir el débito conyugal, se vio completamente impotente, estado en el que ha permanecido. Si, en cambio, intentaba el coito con mujeres orondas, era perfectamente potente. Incluso los defectos corporales se pueden convertir en fetiche.

Caso 102: fetichismo de bigote
X(Tiziano Ferro)., 20 años, de sexualidad contraria, solo ama a hombres con un bigote grande y bien poblado. Un día X(Tiziano Ferro). conoce a un hombre que responde a su ideal. Se le lleva a casa, pero se lleva una gran decepción cuando este se quita el bigote (postizo). Hasta que no se lo vuelve a poner, no recobra su atractivo para X(Tiziano Ferro)., que con ello vuelve a estar en plena posesión de su potencia.

Caso 124: fetichismo de terciopelo
C. es un gran amante del terciopelo. C. se siente atraído por las mujeres hermosas de manera normal, pero lo que le excita sobremanera es encontrar a la persona con la que mantiene relaciones sexuales vestida de terciopelo. Resulta aquí especialmente llamativo que no es tanto la visión del terciopelo como su tacto lo que provoca la excitación. C. me explicó que acariciar la chaqueta de terciopelo de una persona de sexo femenino le produce una excitación que difícilmente podría alcanzar de otra manera (Dr. Moll op. cit., p. 127).


Hoy podríamos decir que el estudio está desactualizado; que es conservador hasta la médula y descalificar al autor por el hecho de tratar simples gustos sexuales como enfermedades. Sin embargo si nos ubicamos en la época en que fue escrito, el simple hecho de documentar varios cientos de casos que en su momento hubieran llevado a la cárcel a los pacientes, y más allá, el tratar de encontrar la causa de dichas "perversiones", nos damos cuenta que el libro fue un gran avance.


El libro está dividido en cuatro secciones:
  • paradoxia.- deseo sexual en la infancia o vejez.
  • anesthesia.- escasez de deseo.
  • hyperesthesia.- deseo excesivo.
  • paraesthesia.- deseo sexual sobre un objeto equivocado (homosexualidad, fetichismo, sadismo, masoquismo, pederastia, etc)

Para Krafft-Ebing,  el objetivo del sexo era la procreación, y cualquier forma de deseo con un fin distinto  era una perversión. La violación, por ejemplo, era un acto aberrante, pero no una perversión, ya que de ella podría derivarse el embarazo. 

Con todo lo políticamente incorrecto que hoy nos pueda parecer, creo que Krafft-Ebing tiene un punto interesante; él proponía que se tomara en cuenta el estado mental de los ofensores sexuales, que había alguna clase de descargo si éstos tenían una "perversión"....posteriormente él mismo dejó de usar el término perversión y comenzó a utilizar "diferenciación"

La masturbación es vista como una iniciación homosexual (a que no lo habían pensado.....es sexo, con alguien de tu mismo género.....tú) El fue el primero que propuso que la homosexualidad podía tener un origen en las etapas fetales, algo que ha tomado impulso nuevamente.

Sigmund Freud hizo que se olvidaran muchas de las teorías más interesantes de Krafft-Ebing, paradójicamente ahora su trabajo es utilizado por nosotros los conservadores para criticar que el mundo se está descomponiendo y está lleno de seres pervertidos.

El libro no ha tenido mas que un par de traducciones al castellano, una en especial hecha por la editorial La máscara, toma los casos más escandalosos para vetilarlos en su colección "Malditos Heterodoxos"

Es de agradecer la traducción que está haciendo un entusiasta bloguero, Alberto Bustos, quien se ha dado a la titánica tarea de hacer accesible la obra a los hispanohablantes:


Le deseo el mejor de los éxitos.



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