martes, 16 de agosto de 2011

Patrañas (Nabo & Higo) de Self Will

Extraño, cómico, aterrador y emocionante.

Este libro contiene dos historias mutuamente complementarias, el ying y el yang de una novela. No, no una novela; dos historias inconexas que a ojos vistos son patrañas: Una mujer insatisfecha sexualmente a la que le crece un pene y un hombre insatisfecho laboralmente a quien le crece una vagina.

El libro trata sobre la sexualidad, la asexualidad, la "insexualidad", la intersexualidad y la manera en que hombres y mujeres conciben el sexo. Más allá, la manera cómo el lector concibe los sexos.

En "Nabo", tenemos una serie de personajes deprimentes: un hombre mínimo, eyaculador precoz y ebrio consuetudinario, casado con una mujer abnegada y, en mi opinión, mínima también. Ella ha tenido ocasión de probar el lesbianismo con sus amigas, encontrando satisfacción sexual mas no la vida tranquila que ella espera. Con Dan, su marido, sólo tuvo una efímera satisfacción sexual en un encuentro casual, lo que la llevó a casarse con él.

Dan es ingenioso y buena persona, pero alcohólico perdido; ella tiene un poder de indiferencia infinito. Va guardando sus frustraciones, enterrándolas. Un día Carol decide comenzar a masturbarse. Casi para terminar sus frotamientos, descubre una pequeña excrecencia cartilaginosa; un "eso" que comienza a hacerla cambiar, se obsesiona por la masturbación mientras Dan ingresa a un grupo de AA.

En el grupo de AA, hay un tal Dave que se quiere pasar de listo; tiene con sus pupilos una labor del tipo "vampirismo voyeurista", donde le gusta inmiscuirse en las relaciones de las personas a las que ayuda por una satisfacción morbosa no sexual.

Carol comienza a ver cómo crece su "eso" hasta convertirse en un pene. Por pudor, jamás va a ver a un médico para que la examine. Más que un cambio físico, Carol comienza a cambiar por dentro, todas las frustraciones que acumulaba como indiferencia, comienzan a aflorar como......algo; como un deseo insatisfecho.

Hasta que explota; explota de una manera aterradora con una venganza bien planeada y horriblemente llevada a cabo.
... Dan sintió cómo los dedos afilados le metían por el ojete una gota de materia fría y viscosamente pegajosa. Carol lo cubrió, apoyando por un instante el pecho en su espalda, y luego se enderezó, miró la espina dorsal encorvada de Dan y, muy tiernamente, guió su pene al blanco.
Carol sintió toda la potencia de su pene, su construcción columnar, su rigidez vascular. Percibió el rechazo contraído del esfínter de Dan, pero embistió pese a eso y debido a eso. Supo que éste era su momento, su confirmación de lo que realmente era... Burdo, ¿verdad? La noción de ser capaz de follarse a Dan, de penetrarlo realmente, de alguna manera volvió agresiva a Carol, la convirtió en una violadora... Burdo, pero cierto.
La historia tiene la forma de una narración hecha por un extraño personaje a un pasajero del tren nocturno. El final es una muestra de la diferencia en nuestra concepción de la agresión sexual entre hombres y mujeres.

En "Higo" tenemos personajes mucho más simpáticos: John Bull, un frustrado escritor de la columna de espectáculos de un semanario y jugador de rugby, descubre un día que le está creciendo una vulva en la corva de una pierna. Bull decide visitar a su médico de cabecera, Alan, un doctor felizmente casado, con una hermosa mujer y una linda bebé; un doctor de imagen intachable y quien todos creen que es un santo.

Alan guarda oscuros secretos; él sabe que no puede ser fiel a su mujer, quien en secreto le causa repugnancia. Alan ha tenido aventuras y relaciones duraderas, siempre por sexo y nunca por veradero enamoramiento. Alan es un hombre que huye de los compromisos.

La historia es simple, Alan se enamora de la vagina de John y decide aprovecharse y desvirgarlo, éste se acepta parte mujer y se enamora del doctor. El doctor, al darse cuenta del compromiso que se hace entre ambos, lo traiciona.

Es una historia muy divertida, con personajes simpáticos y bien logrados.
Cuando por fin lo penetró, Alan tenía la cara enterrada entre los mullidos omóplatos de Bull. La pierna de éste estaba doblada por la rodilla, cómodamente colocada hacia arriba y bajo la entrepierna de Alan. Aunque el médico estaba torpemente tendido en el piso, su mano izquierda tenía libertad de acción. Libertad para acariciar el pene sorprendentemente delgado de Bull; su vientre macizo, sus tetillas como picaduras de mosquitos.
Alan estaba arrobado. Para él, Bull era pura mujer. Primero su histeria y ahora aquella trémula rendición. ¿Podía existir algo más femenino? Para él, eran como dos supervivientes de un accidente aéreo copulando en medio de los restos que se quemaban, afirmando delirantemente el hecho mismo de estar vivos. ¡Y con cuánta belleza su pierna se frotaba contra él, suavizando cada una de sus propias embestidas!
Lo que el autor pretende es mostrarnos las diferencias en la concepción de lo que significa la propia sexualidad entre hombres y mujeres, amén de los prejuicios sociales de ciertas prácticas sociales:

Al final de la primera historia, un personaje masculino actúa como una típica mujer occidental actuaría en una situación de violencia sexual........un choque para el lector que espera ver otra reacción por el simple hecho de ser un hombre quien habla.

Al final de la segunda historia un personaje masculino actúa como una típica mujer occidental actuaría en una situación de engaño y abandono.....un choque para el lector que esperaría que al menos le metiera unos chingadazos entre ceja, oreja y madre al doctor.

Lo que el escritor pretende es que pienses......"Me indigna mucho porqué el personaje no reaccionó violentamente si es un hombre, no una mujer". Y luego te espantas por tu propia construcción social.

Por eso el libro se llama "Patrañas", lo importante no es la historia sino tu reacción a ella. El libro es entretenido, un libro para pensar.


Perversógrafo: Sexo vaginal, oral, anal, juguetes, lesbianismo, infidelidad, masturbación, violación, asesinato, prostitución, homosexualidad, ¿homosexualidad?....sexo extraño.



Patrañas (Nabo & Higo)
Will Self
Editorial Anagrama
1995
ISBN: 978-84-339-0692-2
pág: 224

2 comentarios:

  1. Màs de una ocasiòn he deseado tener un pene , admito mi envidia ante ese poder en medio de los muslo!!! Pero la vagina tambien tiene su encanto!!

    Lepis: pasa y escucha el podcast 42 haber que te parece....

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  2. Hola Piel;

    Ayer que ví el mensaje todavía no estaba colgado el podcast; hoy en una oportunidad lo escucho.

    Creo que mas que desear una vagina, el saber la diferencia táctil entre ambos órganos y el saber la diferencia entre ambos orgasmos sería tanto interesante como potencialmente útil.

    Lo que yo no cambio es la oportunidad de orinar donde me plazca.....esa es la mera neta.

    jajajajaja

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