Comparativamente, este es un libro muy bien escrito para la basura pornográfica que solía publicarse en esas fechas. Adicionalmente, una historia intencionalmente trillada; intencionalmente basada en obras eróticas clásicas (recupera un estilo desaparecido), pero mejorada con un humor fino.
Una chica cuya familia empobrece, una chica a la que su tía toma a cargo, descubre la sensualidad a manos de una sirvienta que la masturba y la induce al sexo anal con su hermano.......sexo anal que la marca toda su vida porque le fascina
Después de estrenarse con su hermano, comienza a ofrecer su agujerito a los amigos de su hermano, y al vecino del departamento de abajo, un doctor a quien le gustaban las niñas. Pronto descubre que puede cobrar por chupar a los viejos e incluso es violada por un cochero (una razón más para aborrecer el sexo vaginal).
Después de quedar huérfanos de madre y ser abandonados por el padre, va a vivir al campo, donde encuentra a una amiga con quien milita en la onda lesbiana. Posteriormente se encapricha con el jardinero, quien es el novio hipersexual de la sirvienta que la inició, y se repasa al primo, a quien intenta quitarle lo lerdo. Mientras tanto, el hermano parece gallito, pisando todo lo que se le pone enfrente.
Yo había comenzado a gemir desde que él comenzara a empujar, y lo hacía cada vez con más violencia a medida qua iba avanzando, de manera que, sin detenerse e incluso arrimándome mas a él para que sintiera que había llegado al fondo, me dijo:
-Intente contenerse, señorita Lucienne, porque ahora es cuando va a empezar lo bueno….Parece que le gusta, ¿No es cierto?
-¿Oh, sí!, ¿Oooh…..sí! ¡Qué grande es! ¡Qué grande!
Lucas había practicado con calma y suavidad el mete-saca mientras había temido hacerme daño, sin duda porque pensaba que volvería a buscarlo de mucho mejor grado si conservaba un buen recuerdo de la primera vez. Sin embargo, al ver que todo iba sobre ruedas, ya no dudó en poseerme como el buen coracero que era, dando impetuosos empujones al tiempo que tiraba de mis caderas para que acudieran al encuentro de su picha. Yo no podía evitar gemir al ritmo de sus acometidas, ya sin ninguna conciencia de lo que me sucedía, aparte de que sentía mi vientre íntimamente acoplado a su cuerpo de un modo cada vez más acogedor. Ya no necesitaba tirar de mí, pues yo buscaba su picha levantando el culo cada vez que ésta salía, con un jadeo violento y ansioso.. Lucas también se enardeció, y en medio de nuestros suspiros, le oí decir:
-¡Tú también eres una guarra! Eres muy guarra ¿eh? Te gusta mi pepino, ¿verdad? ¡Ah!, para ser tan joven, mueves muy bien el culo.
-¡Sí, si! ¡Soy una guarra! – logré decir entre dos gemidos- No lo puedo evitar…..Siegue, sigue….¡Oh!, está ardiendo….¡Qué gusto da!
Hubiera debido estar en guardia, pues sabía que cuando se le pone la picha tan caliente a un hombre es porque se va a correr. Pero no se le puede exigir demasiado a una principiante alocada. La fiebre del culo siempre ataca a las mujeres en dos tiempos: el primero es cuando de pronto sienten deseos de un hombre al verlo; el segundo, cuando sienten llegar al goce con dicho hombre, con otro o….. con otra. Yo me encontraba en la segunda situación, y no poseía aún la suficiente experiencia para conservar un ápice de sangre fría en medio de la tormenta, y ejecutar justo a tiempo el retroceso necesario para que el hombre se corra en la puerta de la gruta, en lugar de hacerlo al fondo. Por fortuna, existe un Dios para proteger a las imprudentes, pues con lo que Lucas metió aquel día en mi vientre, al cabo de nueve meses hubiera debido dar a luz una buena camada de bebés jardineros o jardineras.
Se corrió pues, copiosamente, con acompañamiento de unos bramidos dignos de un caballo de tiro, hasta que a mi vez solté la mantequilla de auténtica novilla normanda. No les he pedido opinión a tan bravos animales, pero supongo que, cada uno por su lado, deben sentir lo mismo que un hombre que se corre casi con la misma abundancia de orina, o que una mujer que recibe semejante manguerazo.
Ella se pasa por las piernas y las nalgas a todo hombre que se le atraviesa (y con quien no arriesgue su reputación). Poco después entra al servicio de una pareja de "nobles" de la región. Ella resulta ser una ex-prostituta lesbiana y él un degenerado con quien disfruta una sesiones académicas de lujuria.
Bueno........esto es un historia trillada, una novela erótica típica.....¿qué tiene de especial? Que además de estar bien escrita, hace gala de un sentido del humor muy fino y de buen gusto, tiene reminiscencias de obras eróticas clásicas:
- El doctor, la encuentra masturbandose con la barandilla de la escalera y la trae a su consultorio para que no vaya al catecismo, le platica un catecismo grosero......algo que recuerda a Pierre Louys.
- Una escena erótica primera; la del baño con el hermano y la sirvienta perversa es idéntica a una de Hazañas de un joven Don Juan de Apollinaire.
- La escena con un amigo del hermano, cuando se estrena en medio de un juego "inocente" es igual a una parte de la Historia de una prostituta vienesa de Félix Salten (Josephine Mutzenbacher)
- La historia de su primera venta de sexo y posterior desfloración por violación recuerda aquella de las Memorias de Cora Pearl
- La historia está basada en varias novelas eróticas de iniciación de las prostitutas, y su secuela, está fuertemente basada en Margot la Remendona.
Yo había visto este libro atribuido a Rousseau, lo cual es absurdo dado que tiene errores históricos muy obvios para ser una novela antigua. Por casualidad me entero hoy que la secuela de esta historia sí está firmada: es una obra de Jacques Cellard, un experto en novela erótica francesa y escritor ocasional de novela erótica en los 70's.
Perversógrafo: Sexo anal, vaginal, oral, masturbación, pederastia, prostitución, facial, lesbianismo, violación, tríos, sandwichitos, frutas, flores, magreo, 69, beso negro, exhibicionismo, dedo-culo, orines, corpolalia.
Confesiones de una desvergonzada
Anónimo (Jacques Cellard)
Robinbook
España, 2006
ISBN 9788479278458
272 págs.
Saludos Lepis.
ResponderEliminarSí, Cellard es el del Diario poco decente de una jovencita (en Tusquets).
Y de éste que mencionas, como bien dices la trama parece trillada, habría que leerlo como guasa a los "clásicos" del XIX. Quien quita en un descuido y se consigue.
Lo que me llama la atención es la editorial. Robin Books, ya había tenido una colección erótica, pero hasta donde sabía la habian descatalogado... ojalá que hayan vuelto a las andadas.
Te dejo un abrazo.
Jorge
Ese libro del diario no lo compré cuando tuve oportunidad, ahora me arrepiento, jeje.
ResponderEliminarSaludos
Termina con un '... Continuará' que he sido incapaz de encontrar.
ResponderEliminarLa continuación se llama "En los salones del placer", Nuevas confesiones de una desvergonzada y es uno de los mejores libros eróticos que puedes encontrar.
ResponderEliminarhttp://literotismos.blogspot.mx/2012/09/en-los-salones-del-placer-de-jacques.html
Y por allí anda la versión en electrónico.
Saludos