sábado, 4 de septiembre de 2010

El Marqués de Sade (introducción a Justina)

Voy a cometer una herejía: vamos a tratar de ver la persona atrás del Marqués de Sade, aunque le quitemos su principal atractivo; al final descubriremos que hay algo más en sus escritos, y podremos entender y hasta compadecer a la persona (no al monstruo) que murió hace 200 años.

Sade no era un monstruo, Sade no era un Maestro Divino, Sade fué un hombre con pasiones y pensamientos, que pagó con cárcel algunos de sus delitos.

Donatien Alphonse François de Sade (1740-1814), un hombre que se hacía llamar Marqués (aunque sólo le correspondía un título de Conde) y que irónicamente hacía escritos contra la monarquía. Fué encarcelado por igual antes y después de la Revolución Francesa, pasó la mitad de su vida en cárceles y manicomios por haberse atrevido a retar al orden establecido

Sade escribió muchas novelas y obras de teatro, hizo escritos políticos y algunas novelas históricas, sin embargo se le recuerda por lo más escatológico de sus trabajos, asesinatos horribles, flagelaciones, violaciones, muerte, mierda y sangre. Sade salió a la luz de los infiernos de las bibliotecas gracias a los literatos del movimiento surrealista francés: Apollinaire, Rimbaud, Breton, Bataille, Simone de Beauvoir. Antes de eso, Sade era un escritor maldito a quien pocos habían leído. Creo que aún hoy, tanto entre sus adoradores como entre sus enemigos, hay pocos que lo hayan leído ampliamente. Casi todo lo que la gente sabe de él se debe a la layenda negra de los siglos XVIII y XIX.

Si alguien es un monstruo, su historia debe ser la de un monstruo. Donatien no fué así. Donatien era el hijo de un conde, estudió, fué a la guerra por su país y se casó "casi por amor" en un matrimonio arreglado con una mujer a quien seguramente aprendió a amar y quien lo amó a él. Tuvieron tres hijos y a pesar de las frecuentes infidelidades y escándalos del jóven Donatien, estuvieron unidos muchos años en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en lo prófugo y en lo preso.

Ser cortés, honrado, orgulloso sin arrogancia, solícito sin palabras insulsas; satisfacer con frecuencia las pequeñas voluntades cuando no nos perjudican, ni a nosotros ni a nadie; vivir bien, divertirse sin arruinarse ni perder la cabeza; pocos amigos, quizá porque no existe ninguno verdaderamente sincero y que no me sacrificara veinte veces si entrara en juego el más ligero interés por su parte.
Sade, Carta a su padre, 12 de agosto de 1760, en el campamento de Obertestein

Un día, el Marqués fué acusado de haber secuestrado a una pobre limosnera, haberla atado, golpeado, apuñalado y vertido cera ardiente en su espalda, luego la violó y la amenazó, le dió un ungüento que la curaría y la encerró. El dictamen médico no fué claro, porque no se encontraron marcas de sogas, ni heridas profundas ni quemaduras, aunque sí había golpes y moretones, aparentemente la chica era una prostituta descontenta con el trato. Por éste crimen pasó siete meses en prisión y su leyenda comenzó. Del incidente se decía que la había torturado, que había introducido hostias consagradas en su coño mientras la violaba, y mil cosas más que no constan en las actas.

En 1772, cuando Donatien tenía 32 años, ocurre la intoxicación de las dos prostitutas con comida (o cantáridas, aunque los síntomas eran de fiebre y diarrea, no de follar y peerse) Fué sentenciado a muerte por sodomía y envenenamiento. Es liberado por su familia política tras pasar 5 meses encarcelado.

En 1777 es arrestado nuevamente, aparentemente por la malquerencia de su suegra, y encarcelado en una espantosa soledad sin sentencia ni acusación.

En el transcurso de los sesenta y cinco días que he pasado aquí solo he respirado aire puro y fresco en cinco ocasiones, durante no más de una hora cada vez, en una especie de cementerio de unos cuatro metros cuadrados rodeado de murallas de más de quince metros de altura. [...] El hombre que me trae la comida me hace compañía unos diez o doce minutos al día. El resto del tiempo lo paso en la más absoluta de las soledades, llorando. [...] Así es mi vida.
Carta de Sade a Renèe, su esposa.

Durante éste tiempo, hubo años que ni siquiera le permitían a su esposa visitarlo. El  encarcelamiento le hizo perder dinero, contactos, amigos, familia, a sus hijos, a su esposa, terminó enfermo, mórbidamente obeso y casi ciego. Tiene tanto tiempo libre y tal desolación, que se obsesiona con los números y trata de encontrar mensajes secretos con la información de su próxima liberación.


Desde el instante terrible en que me arrancaron tan ignominiosamente de tu lado, mi querida amiga, he sido víctima del sufrimiento más cruel. Me han prohibido darte detalles sobre esto, y todo lo que puedo decirte es que es imposible ser más desgraciado de lo que soy. Ya he pasado diecisiete días en este horrible lugar. Pero las órdenes que han dado ahora deben de ser muy diferentes de las de mi reclusión anterior, porque la manera de tratarme no se parece nada a la de entonces. Siento que me es totalmente imposible soportar más tiempo un estado tan cruel. La desesperación se apodera de mí. Hay momentos en que no me reconozco. Siento que estoy perdiendo la razón. La sangre me hierve demasiado para soportar una situación tan terrible. Quiero volver mi furor contra mí mismo y si no estoy fuera dentro de cuatro días, estoy seguro de que me romperé la cabeza contra los muros.

Carte de Sade a Renèe fechada el 8 de marzo de 1777, Lever, 1994, pág. 263.



Al salir, en 1790, fué abandonado por su esposa, quien había caído en la ruina económica, había sido rechazada por su familia y era vista como la esposa del monstruo en prisión. Solo y en la ruina, demandado por pensiones para su esposa e hijos, se va a vivir con Constance, una mujer a quien su esposo abandonó con un pequeño hijo. Constance y Sade permanecerían juntos hasta la muerte.

En un curioso golpe de la historia, comienza una carrera en la política, y le toca hacer una defensa de sus antiguos suegros (quienes lo mandaron 13 años a prisión y le arrebataron su vida), los defiende de un abuso todo el tiempo que tiene el poder. Un día, asqueado por las trapicerías de los poderosos, Donatien deja la política:

"Estoy rendido, exhausto, escupiendo sangre. Os dije que era presidente de mi sección; pues bien, ¡mi función ha sido tan borrascosa que no puedo más! Ayer, entre otras cosas, después de haberme visto obligado a retirarme dos veces, no tuve más remedio que dejar mi sillón al vicepresidente. Querían que sometiera a voto un horror, una inhumanidad. Me negué en redondo. ¡Gracias a Dios, ya me he librado!”.

En 1793 lo vuelven a encerrar, probablemente por su paso por la política y los enemigos hechos allí. Pasa un par de años en las peores cárceles y letrinas, amenazado frecuentemente con la guillotina, y salvado aparentemente por Constance, quien al igual que Reneé siempre lo defendieron del abuso de los poderosos. en 1794, queda en libertad.

En 1801 es detenido nuevamente por "demencia libertina" mientras llevaba unos manuscritos al editor, y es enviado a un manicomio de donde es rescatado por Constance, Reneé y sus hijos hacia un manicomio mejor, Charenton, con un carcelero (ex-sacerdote) bueno y consecuente, que le permite vivir con su amante hasta su muerte, tener libros, escribir obras de teatro, etc.

Murió en 1814, y fué enterrado según el rito católico (a pesar de su última voluntad de ser olvidado en un bosque), donde unos años después se exhumaría su cráneo para hacer análisis de frenología. Sade vivió 30 años en la cárcel.

¿Dónde está el monstruo?
Imaginémonos que hoy se me ocurriera escribir una historia sobre una banda de maleantes ¿Eso me hace un maleante?, obviamente no. Ahora, si yo explorara la psicología del maleante, y lograra explicarla de una manera tan simple y convincente que pareciera una apología del maleante ¿Soy un buen escritor, soy un buen cabezólogo o soy un adora-maleantes? sin duda no sería un delincuente ni un genio ni un enfermo.

Donatien fué ante todo una persona que siempre preguntó si el orden establecido (social, cultural y religioso) era correcto, pero ni en sus escritos ni en sus actos se puede ver en él un golpista o un anarquista. En Sade hay una filosofía que indica que al hombre lo mueven sus deseos (pasiones) y sus necesidades, no el amor, la ley, el orden público o divino.

Sade era un charlatán hedonista, pero no un monstruo. No era tampoco el gran filósofo que se pretende, Francia pasó por una serie de regímenes diversos cuando Sade estaba vivo, y todos ellos lo consideraron un delincuente, alguien peligroso, inmoral, depravado y desafiante. Sus mujeres lo amaron y lo defendieron. Perdonó una ofensa que le costó 13 años de encarcelamiento.

¿Qué escribió Sade? pornografía sensacionalista para subsistir económicamente, pornografía para llenar la soledad de su celda. Escribió que la maldad paga siempre, que la rectitud es castigada ¿Es Justine una caricatura de su autobiografía?

Escribió sobre el poder corruptor de los poderosos, de su indecencia y de su falsedad.

La obra de Sade debe leerse con humor e ironía, detrás de los golpes y torturas, detrás de los discursos políticos, hay comicidad, hay situaciones ridículas.

Creo que Sade fué ante todo un provocador, un sensacionalista que empujaba sus escritos un poco más allá de lo que es posible aceptar como humano. En el sexo, son los escritos de una persona que ha pasado años en prisión lejos de otras personas, así que difícilmente podemos esperar cordura. En cuanto a la violencia, un hombre acostumbrado a los lujos fué humillado y hacinado para que se pudriera en cárceles, algunos de sus escritos son venganzas que urdía para sus enemigos, a quienes perdonó y aún defendió cuando tuvo el poder de hacerlo.

Después de todo debemos reconocer que Donatien fué un gran hombre.


Un gran hombre con algunos de los más espantosos escritos que ya iremos desgranando con los días y las semanas.

Un día hablaré de Restif de la Bretonne, enemigo de Sade con escritos libertinos (supuestamente) para promover el casto deseo dentro del matrimonio, y con redacciones contra el crimen y a favor de la virtud, la familia y la vida bucólica. Ese sí fué un monstruo.

3 comentarios:

  1. Para mí Sade es una cuenta pendiente a la que nunca me apetece acceder. Su literatura, digo. Las veces que he empezado algún libro suyo me pone tan triste y tan débil, me baja hasta el subsuelo la libido y me deprime. De modo que no me fuerzo.
    Me ha interesado lo que cuentas de su vida, algo ya sabía, inspira mi compasión. Nunca una persona debiera estar presa por su opinión, por su literatura.
    Entiendo que tanta penuria y tanto odio le obligara a escribir como lo hizo, pero que lo lea otro.
    Estaré atenta a lo que cuentas de su obra, a ver si me convences.

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  2. Hola Susana,

    No, definitivamente Justina no es tu tipo de lectura, es brutal y salvaje...Y hablamos de la menos fuerte de sus obras pornográficas.

    Pero se me ocurre que el compendio de "Cuentos historietas y fábulas", especialmente el relato "el presidente burlado" donde pone al juez que lo mandó a la cárcel en un ridículo tras otro. Dichos cuentos no son demasiado eróticos, sino más bien picantes y obscenos.

    También su primera novela (que no he leído) "Aline y Valcour", donde ya refleja toda su filosofía sin bajar a la brutalidad de sus obras posteriores, hay quien dice que Aline y Valcour es su mejor novela, con un grado bajo de obscenidad.

    Saludos

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  3. A mi me parece sensato. Hay de todo en este mundo, explorar su perspectiva es una experiencia enriquecedora, no quiere decir que lo tomes como religión, pero entenderlo te da una pieza más del rompecabezas de la realidad

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