lunes, 13 de septiembre de 2010

Semana del erotismo mexicano

Esta semana iba a publicar otro de los clásicos franceses del siglo 18, pero creo que hay material suficiente para hacer una semana del erotismo mexicano en conmemoración de 200 años de vida independiente.

Y sé que no cumplimos 200 años de vida independiente,  nos faltan 11 años para eso, y que en todo caso celebramos el cumpleaños de Don Porfirio, pero los mexicanos celebramos cuando se nos hinchan los huevos, así que qué mejor que unos días para acordarnos que también en mi pobre país que tanto quiero y en el que estamos viviendo momentos negros, tenemos esa marca especial del erotismo.

México tiene la dualidad de ser una nación profundamente católica y culturalmente laica, así que nuestra literatura se desarrolló en una relativa libertad en lo legal, pero con pudores y prejuicios en la práctica. El erotismo mexicano es muy escaso en los tiempos precolombinos, Sir Richard Burton se asombraba de la falta de sexualidad en el arte precolombino mexicano. La época de la Colonia no mejoró demasiado, al ser prohibidas las obras de ficción, se desarrolló un erotismo marginal de gran calidad en la poesía.

Es en el siglo XX, cuando el movimiento surrealista llega a México, cuando comienzan a traducirse e imprimirse obras de carácter erótico cuando nuestros escritores comienzan a incursionar en el género. Aún así, nunca hubo propiamente una literatura erótica, sino que el erotismo se filtró en la literatura en general.

El realismo, el naturalismo, el modernismo y al final del siglo el realismo mágico le dieron a la literatura mexicana un aire cachondón. Tenemos un erotismo culto, alejado de los extremos de la pornografía y del puritanismo. Mucho de nuestro erotismo está escrito por mujeres, en él, predomina la fantasía, los símbolos y las sensaciones, el deseo como promotor, en demérito del acto como fin del placer.

En éste erotismo, no encontraremos casi lesbianismo, no encontraremos mucha genitalidad, después de todo hablamos de una cultura que rinde culto a la maternidad en todos sus aspectos. Tengo la impresión de que el erotismo en la literatura mexicana es una forma culta de trasgresión, es decir ¿Hasta dónde puedo forzar el límite sin dejar de ser culto?

Disfruten el paseo.


El canto de las mujeres de Chalco de Aquiahuatzin
El cuento erótico en México, recopilación de Enrique Jaramillo Levi
Kama Nostra de Rius
Como agua para chocolate de Laura Esquivel
Miscelánea los Tarascos de Alberto Vargas Iturbe
El kamasutra, colección del Santos de JIS y Trino

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