domingo, 13 de junio de 2010

Confesiones de una doncella inglesa

Este anónimo conoció la luz en 1937 con el nombre de "Confesiones de una doncella inglesa: Jessie, o las confesiones de una falotriz." No sé a quién se le ocurrió quitarle éste magnífico nombre al libro, pero definitivamente se equivocó.

Como muchas novelas del género, trata sobre una jóven que cuenta sus experiencias sexuales y su iniciación a la prostitución, pero ésta historia como todas, tiene su sazón: nos advierte de los peligros de la felación. Como representante de mi sexo tengo que defender un punto: sé que Jessie estaba equivocada, una buena chupada es el mejor regalo que me pueden dar, a excepción de...... bueno, al grano.

Comienza la historia presumiendo que antes de lo 14 años ya se había cepillado a la mitad del pueblo, que a los ocho años se hacía masturbar por un viejo, que su hermanastro se revolcaba con ella  y que armaban orgías con los vecinitos.

-Un niño mete la pichula en el conejito de una niña -decía uno.
-Así se tienen niños, pero uno no puede tener un niño si no está casado.
-Si te frotas el conejito sentirás algo muy agradable -decía otro.

Pronto comienza a vender su cuerpo, se topa con un tipo que le pide que lo golpee con un látigo mientras lo masturba, o con un tipo que la emborracha, le da mucho dinero y se la cepilla toda la noche. Como ella aún vivía en casa de su madrastra, el no llegar a dormir colma el plato y la mandan a un internado de monjas. En el internado conoce a su amiga Hester, y conoce el lesbianismo.

Antes de los 16 años, su madrastra muere, su hermanastro huye a Estados Unidos y Hester sale del internado. Nada más salir, Hester consigue trabajo como prostituta en un burdel, y le ofrece trabajo a Jessie para cuando salga.

Cuando llega al burdel, debido a su belleza y a las envidias que ella le podría traer entre sus compañeras, la disfrazan de menor de edad y la ponen a vender cigarros y a recibir propinas a cambio de que la manoseen. Pronto comienzan a venderla, primero como juguete de pederastas y luego como "favor de la casa" a clientes millonarios.

Aquí conoce a un curioso cliente, muy liberal en las propinas y que la quiere para hablar de modas, afeminados que se creen en la epoca de los caballeros y sólo meten lengua o locos caníbales que todo el tiempo están tratando de metérsela por el "área chica" o morderla cuando tiene un orgasmo. Clientes un poco brutos en sus maneras y eyaculadores precoces.

Dicen que el camino hacia el corazón de un hombre pasa por el estómago. No lo sé, nunca me dediqué mucho a la cocina, pero puedo darte mi palabra de que el camino hacia su bolsillo pasa por la polla. ¡Y su bolsillo sólo permanecerá abierto mientras conserves la polla de buen humor!

Un buen día, conoce a Montage Austin, hombre del que se hace adicta. Se trata de un aristócrata con una bella esposa frígida que no lo atiende. Un día, Monty intenta joderla por la boca cuendo ella está dormida, ella lo rechaza al principio, pero después accede a chuparlo.

En la prostitución, como en otros círculos de la vida, existen distinciones sociales. La chupapollas está en el último extremo del escalafón y es mirada con considerable desprecio por sus compañeras que aún no han descendido a ese nivel. Si entre las pupilas de un burdel de primera clase se descubre que una es culpable de complacer a los clientes con la boca, no sólo pierde categoría, sino que es considerada convicta de práctica «desleal», que hace difícil que las otras chicas puedan competir con ella sin recurrir también al mismo procedimiento.
Esto no se aplica, naturalmente, a aquellos lugares llamados casas francesas, en los cuales la fellatio es la práctica aceptada, o a otros lugares de tipo bajo y degenerado en los cuales nada es demasiado denigrante.

De allí en delante, ella se la chupa a escondidas, siente una fascinación por hacerlo a tal grado que tiene orgasmos con sólo chupar a su cliente favorito (Chicas escuchen)

Hester le explica que si una prostituta comienza a chupar, el hombre intentará apoderarse de ella, al ser una práctica prohibida en los burdeles, eso le da al hombre poder sobre ella (Chicas, no escuchen)

Un día Montaigne le confiesa a Jessie que le gustaría pagar para que amarraran a su esposa, y entonces llevar a Jessie a su casa y jodérsela frente a ella para despertarle su líbido o su rabia. Una noche, salen en parejas a ver unas películas porno y a cenar; en la borrachera llegan a la casa de Monty y mientras Jessie lo chupa, sale la esposa y los corre a todos.

Monty intenta violar a su esposa, le rompe el vestido y en su borrachera cae sobre un filo metálico y muere. Jessie huye de la policía y para conseguir trabajo, llega a una casa francesa:

...mis inclinaciones a la fellatio habían sido practicadas voluntariamente, para satisfacer mis propios deseos sexuales. Allí, estaría obligada a hacerlo, tanto si me sentía inclinada a ello como si no. Titubeé indecisa y luego, con un gesto de indiferencia, respondí:
-Les daré lo que deseen.
Y así, con cinco breves palabras, sellé mi pacto con el infierno, y me obligué a partir de entonces a enloquecer los cerebros de los hombres y corroer sus almas con el veneno agridulce de mis labios succionadores.
¿Cómo la ven?




Perversógrafo: Violación, sexo vaginal, fellatio, cunilinguo, exhibicionismo, flagelación, masturbación, lesbianismo, juguetes sexuales, 69, dominación, pederastía


Confesiones de una doncella inglesa
Anónimo
1. ed.(02/1990)
Ediciones de Blanco Satén, S.L.
Colección: El sexo sentido
ISBN: 8487538010 ISBN-13: 9788487538018
247 pág.

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