Me disculpan, pero el dibujante es muy ingenuo o está ten enfermo como un servidor. |
Una disculpa por el olvido, pero a alguna alma caritativa se le ocurrió que era hora de embellecer mi biblioteca con un estilo más modernista; mandó hacer unas hermosas estanterías con cargo a mi cuenta bancaria y le dio en la madre a mi estante superior, que ahora está púdicamente oculto de miradas indiscretas con unas puertecillas.
Bueno, eso hace de mi estante superior, un "infierno", en el sentido de que ocultaron la pornografía, lo cual también tiene su encanto pero atenta contra la escritura desordenada de este blog.
Por lo pronto, mientras recupero el ritmo de escritura, les dejo un fragmento de una de tantas obras inacabadas de Pierre Louys, un fragmento pornográfico de una obra de ficción sobre una isla maravillosa: Cuatro navíos franceses, gobernados por Hércules de …, encallaron fortuitamente hacia 1623 frente a lo que se conoce como L’Île aux dames, al oeste de las islas del Cabo Verde. Dos de las naves del extraviado convoy que se dirigía a la Guyana, transportaban familias de colonos acaudalados. Otra, artesanos y utensilios de toda índole. El último galeote, acaso el más generoso, transbordaba meretrices; “de doce a quince años, frescas, sanas” y libres de padecimientos venéreos.
Un millar de ciudadanos franceses desembarcaron en esta isla de vegetación admirable. Sin mosquitos, sin serpientes, la isla se encontraba habitada por “un pueblo de indígenas desnudos que acogieron a los recién llegados”.
Legislación
La Licencia para Follar (más o menos así, aunque queda pendiente de revisión):
Yo, Hércules 1, rey de la Isla, Concedo a mis súbditos licencia para follarse a todas las mujeres y muchachas que consientan en ello, sin discriminación de edad, estado civil o parentesco, en cualquier lugar público o privado, y como les dé la gana hacerlo.
Concedo, en justa correspondencia, a todas las mujeres y muchachas, licencia para hacerse follar por quien consienta en ello, en cualquier modalidad y posición de jodienda, y de entregarse al libertinaje donde les plazca, sin impedimentos de ningún tipo.
Prohíbo, bajo pena de muerte, secuestrar o violar a cualquier mujer o muchacha.
Ordeno, sin embargo, que ninguna muchacha permanezca virgen cuando comiencen a crecerle las tetas. y el vello; que si se descubre a alguna que todavía fuera núbil y virgen, se le concedan siete días para elegir a un follador y hacerse desvirgar; y que si, agotado este plazo, no encontrara ningún hombre o se negase a buscarlo, sea recluida en el burdel público hasta que su virgo haya sido roto y atravesado.
Además, declaro:
Que las pichas y los coños no son en modo alguno partes vergonzosas, sino partes nobles cuya visión nadie está obligado a ocultar.
Que los actos de impudicia, fornicación, adulterio, incesto y otras formas de libertinaje (excepto el crimen de I violación) son lícitos en todos los lugares y entre todas las personas.
Así me complazco en manifestarlo, para general conocimiento.
Promulgada en palacio, el 7 de mayo de 1623.
Hércules
Más tarde se aplican dos ligeras modificaciones a la licencia adjunta.
La primera, de uso: Dando por supuesto que las obreras casadas no admiten de buen grado el incesto entre sus hijas y maridos, se renuncia a perseguir a aquellas que pegan a sus hijas al sorprenderlas en flagrante delito.
La segunda, administrativa: Como consecuencia del accidente sufrido por una vieja institutriz de los reales hijos, que se dio de morros contra el suelo tras rebalar en un charco de semen, y se mató, todas las calles de la ciudad se siembran de carteles con la siguiente inscripción: «Prohibido derramar semen en la vía pública». Dicho con otras palabras, una muchacha está en su perfecto derecho de chupársela a quien quiera en la calle, pero no le está permitido escupir el semen.
La isla de las Damas, Pierre Louys