viernes, 21 de junio de 2013

Mi vida secreta, el gran anónimo victoriano


Este libro me intrigó mucho tiempo; es un libro tan extraño que no me ha sido sencillo hacer el literotismo. No es extraño en el sentido literario; sólo es pornografía; del tipo húmeda, gráfica y mayormente vaginal, jejeje. Victoriano, pues.

Lo intrigante va en el sentido de quién escribe una extravagancia pornográfica en 11 volúmenes cuando existe una prohibición y duras penas para quien imprimiera pornografía en Inglaterra. No sólo quién, sino ¿para qué?.

Se escribe literatura erótica como una forma poética, como manuales para los no iniciados, como propaganda política o para ganar dinero. Otras razones para escribir pornografía existen: la diversión del escritor y la excitación del mecenas, pero no suelen ser comunes ninguna de las dos.

Mi vida secreta es una autobiografía anónima de un tal Walter, radicado en Londres de 1880, que parece tener infinitos recursos económicos y una potencia sexual asombrosa. Walter, a lo largo de 11 tomos, describe un maratón sexual con apenas unas pinceladas de otra cosa que no sea sexo.

Impreso en Amsterdam (país con un vacío legal para la pornografía) entre 1888 y 1894, se hicieron (supuestamente) sólo 20 copias del libro, que se vendieron en la enorme suma de 60 libras esterlinas; que a costo actual equivaldrían a unos 6,000 dólares americanos, 4,700 euros, 82,000 pesos o 32 millones de kwachas......aún así no es negocio.

Se supone que el millonario Henry Spencer Ashbee pudo haber sido el escritor, o en su defecto, el mecenas del proyecto. Aún así, Walter no es mas que un personaje ficticio, ya que aunque pudiera haber sido viable su existencia, no hay pruebas documentales de que Henry haya llevado a cabo las proezas que se imputa él mismo. "Todo comenzó por diversión", diría en el prefacio de la obra.

Yo pienso que el buen Henry tenía amigos igual de cochinotes que él, yo creo que él era uno de quienes publicaba la revista "La Perla" y que conocía a un selecto grupo de erotómanos. Resulta que por la misma época se hizo otra obra monumental: "The romance of lust", traducida al Español como "La novela de la lujuria", que supuestamente fue escrita por un selecto grupo de erotómanos millonarios que la escribían por rondas hasta tener una gran obra monotemática. Henry Spencer Ashbee consideraba esta obra como inferior, y se supone que pudo haber querido demostar ser un mejor escritor con "Mi vida secreta"

Vírgenes, voyeurismo, lesbianismo, sadomasoquismo, puritanismo; todas fantasías sexuales escandalosas para la moralidad victoriana; en tan solo un millón de palabras. En el libro, se dejan ver las diferencias de clases sociales y la pobreza de las prostitutas que son orilladas al trabajo, aún cuando, de un modo machista se dice que ellas lo disfrutan.


No hay visión más exquisita y voluptuosamente incitante que la de una mujer bien formada, sentada o tumbada, desnuda con las piernas cerradas, oculto su coño por los muslos y sólo indicado por la sombra proveniente de los rizos de su toisón, que se espesa al acercarse a la parte superior del Templo de Venus, como si quisiera ocultarlo. Entonces, a medida que sus muslos se abren suavemente y la raja en el fondo de su vientre se abre ligeramente con ellos, aparece el crecimiento de los labios, surgen el delicado clítoris y las ninfas, se ve el incitante tinte rojo de toda la superficie y el conjunto queda enmarcado por cabello rizado, suave y brillante mientras que por los alrededores no hay sino la carne suave y marfileña del vientre y de los muslos, que le proporcionan el aspecto de una joya en su estuche. Los ojos del hombre nunca podrán descansar en un cuadro más dulce. [...] ¿Hay alguna otra cosa en este ancho mundo comparable con un coño? ¿Cómo puede un hombre dejar de sentir curiosidad, deseo y encanto en él?
En esos momentos mi cerebro gira con visiones de belleza y placer, pasadas, presentes y futuras. Mis ojos cubren todo el espectáculo desde el culo hasta el ombligo, el coño parece investido de una belleza seráfica y ser un ángel su poseedora. Por eso incluso ahora puedo contemplar los coños con todo el júbilo de mi juventud, y aunque haya visto mil cuatrocientos desearía ver mil cuatrocientos más.
Sobre la fisonomía de los coños y las capacidades para dar placer creo que sé tanto como la mayoría de los hombres. Fisionómicamente pueden dividirse en [seis] clases, pero un coño puede compartir las características de una, dos o más, especialmente por lo que respecta al desarrollo de clítoris y ninfas. Los clasifico del modo siguiente: 1) coños perfilados limpiamente; 2) perfilados con bandas; 3) labiados con volantes; labiados finamente; 5) de labios llenos, y 6) respingones



Esta es una novela picaresca y posmoderna; una muestra de que la tenacidad y la suerte pueden vencer los obstáculos creados por las clases sociales, la modestia y el dinero....en una versión muy a lo Charles Dickens..........pero pornográfico.


Perversógrafo: Sexo con 1400 mujeres en todas las maneras y combinaciones posibles, mas algunos cuantos hombres y muchachos. Sólo falta sexo anal porque nuestro héroe se desmaya cada vez que penetra a alguien por el ano.







Mi vida secreta
Anónimo
Tusquets Editores, La Sonrisa Vertical 129
Abril 2006
ISBN: 978-84-8310-462-0
656 pág.


3 comentarios:

  1. es muy entretenido. je!
    el amor es una gimnasia...

    ResponderEliminar
  2. Ian Gibson en El erotomano se afana en demostrar que la pieza fue perpetrada por Henry Spenser Ashbee, y, tema aparte también a mi me parece que La novela de la lujuria y La vida secreta guardan (ocultan) un parentesco muy, muy cercano (de primas hermanas diría yo).
    Sin embargo donde La vida secreta se afana en hacer una contabilidad –tal cual- de mujeres y circunstancias, que sin duda refieren con mayor precisión las –muy clasistas- costumbres de la burguesía y la aristocracia victoriana, La novela de la lujuria –con ese mismo bagaje- construye propiamente una novela –tremendamente- onanista.
    Es un desatino pero de cualquier manera lo espeto: me parece que La vida secreta puede leerse como una reseña antropológica de deseos y realidades victorianas, y La novela de la lujuria, como uno de los más acabados ejemplos de la pornoliteratura onanista de la Inglaterra de la reina Victoria.

    Vientos Lepis!!

    ResponderEliminar
  3. Más que de primas hermanas, yo diría de amantes compitiendo entre ellas, jeje.

    ResponderEliminar